Para darnos cuenta de hasta qué punto es importante la respiración en nuestra vida sólo vamos a prestar atención a unos datos. Cada día ingerimos alrededor de dos kilos de comida y unos dos litros de líquido. En el mismo período de tiempo, proporcionamos a nuestro organismo más de 5.000 litros de aire.

El aire, según la ciencia del Yoga, es el medio de transporte por el cual nos llega el prana o, lo que es lo mismo, la energía vital o energía cósmica, es decir: aquélla que da vida a todo ser viviente. Basándose en dicho concepto, los yoguis desarrollaron el pranayama, una ciencia completa de la respiración que nos enseña a controlar nuestra respiración y a controlar, con ello, nuestro prana.

Al analizar el prana, los yoguis catalogaron la actividad de éste en lo que se conoce como “aires” o “vayus

Los cinco «vayus»

Según los maestros yoguis, los cinco aires del Yoga o vayus son los siguientes:

  • Praana. Este aire del Yoga se encuentra ubicado entre la garganta y el diafragma. Conectado directamente con la respiración, este vayu lleva la energía al cuerpo mediante la absorción del prana presente en el oxígeno, en los alimentos y en el agua.
  • Apaana. Situado bajo el ombligo, en la zona pélvica, este aire del Yoga gobierna las funciones relacionadas con la eliminación y expulsión. Así, la menstruación, la eyaculación o la excreción, entre otras funciones corporales, dependerían del Apaana vayu.
  • Sammana. Este aire del Yoga está ubicado entre el diafragma y el ombligo y es el encargado de gobernar el proceso digestivo, es decir, la asimilación y distribución de sustancias nutritivas dentro del organismo.
  • Udyaana. Ubicado entre la laringe y la cabeza, este vayu o aire del Yoga gobierna el lenguaje y una serie de funciones entre las que podemos destacar la de tragar, la de la expresión facial, la de la capacidad mental y la de la memoria.
  • Vyaana. Este vayu o aire del Yoga es el encargado de llevar y distribuir y llevar la energía a cada una de las células de nuestro cuerpo. Así, este vayu prevalece en todo el cuerpo, controlando tanto el sistema circulatorio como el nervioso.

Para Yogi Bhajan, maestro de Kundalini Yoga, tres de estos aires del Yoga son especialmente importantes: el praana, el udyaana y el apaana. El primero se encargaría de dar la vida; el segundo, de mantenerla, y el tercero, también capital, se ocuparía de eliminar todos los desechos derivados de la función corporal.

En cierto modo, praana y apaana serían algo así como puertas de entrada y salida al cuerpo, puertas que el organismo utilizaría para realizar sus intercambios con el universo. Los textos yóguicos acostumbran a identificar a praana con la inhalación y a apaana con la exhalación. Manteniendo unos ritmos respiratorios correctos y adecuados conseguiremos equilibrar a estos dos aires del Yoga y éstos, a su vez, podrán realizar mejor sus funciones.

Praana y apaana pueden parecer dos tipos de aires de Yoga opuestos. El hecho de que el primero tenga una tendencia natural a moverse hacia arriba y que el segundo la tenga para moverse hacia abajo hace que sea así. Pero praana y apaana no son, ni mucho menos, opuestos. Son, de hecho, complementarios. Gracias a la ejecución correcta de algunas prácticas de Yoga, lo que el maestro yogui consigue es invertir la tendencia natural de cada uno de estos dos vayus. Al hacerlo, praana se moverá hacia abajo y apaana hacia arriba, y una y otra coincidirán, en la zona del ombligo, con sammana vayu.

La confluencia de estos tres aires de Yoga, vayus o energías producen una explosión pránica. Esta explosión, como toda explosión, libera una gran cantidad de energía. Esa energía o prana liberado entra a través del tercer chakra en el canal central y, una vez ahí, asciende hasta el cerebro, donde se encarga de despertar las facultades superiores de la mente.

Esta explosión pránica no es sencilla de alcanzar. De hecho, sólo puede producirse tras años de prácticas yóguicas y de control de las energías del cuerpo. Sólo cuando el yogui está preparado y ha alcanzado el grado de madurez necesario puede vivirse esa experiencia que es, sin duda, todo un acontecimiento en la vida del maestro yogui.