Té, teca, turismo, trenes de juguete, tigres y trekking. Como ves, las seis palabras anteriores empiezan por la letra T. Y ésas son, principalmente, las seis cosas que puedes encontrar en Darjeeling, una ciudad india del estado de Bengala Occidental ubicada en los montes Shivalik, en la cadena inferior del Himalaya, y a la que podríamos llamar, por lo anteriormente expuesto, la ciudad de las 6T.

Si atendemos a la etimología de su nombre, Darjeeling surge de la combinación de dos palabras tibetanas que podrían traducirse, combinadas, por algo así como “La tierra del rayo”. Su clima cálido la convirtió, en la época de la ocupación británica, en un lugar de veraneo para los británicos que, llegado el estío, intentaban huir de las altas temperaturas de las llanuras indias. Ubicada a algo más de dos mil metros de altitud, Darjeeling, con el telón de fondo del Himalaya, les garantizaba ese frescor necesario para hacer más llevaderos los veranos.

Darjeeling, sin embargo, ofrece algo más que frescura: ofrece una interesantísima mezcla de culturas. Debido a su ubicación en el Noroeste de la India, a poca distancia del Nepal, en las calles de Darjeeling confluyen un sinfín de personas venidas del Tíbet y el Nepal, lo que da un colorido especial a una ciudad que es conocida principalmente por dos cosas. La primera de ella es el Ferrocarril Darjeeling del Himalaya, declarado Patrimonio de la Humanidad de la Unesco. La segunda, su mundialmente famosa industria del té.

El té de Darjeeling

El té de la región de Darjeeling está considerado uno de los mejores tés del mundo. El visitante de la región de Darjeeling podrá disfrutar de la maravillosa vista de un paisaje repleto de colinas en cuyas laderas crecen innumerables plantaciones de té cuajadas de senderos que serpentean entre los arbustos y por los cuales se desplazan los recolectores de esta planta. En lo alto de dichas colinas, desde donde pueden contemplarse las plantaciones que crecen en sus laderas, se hallan las casas de los administradores de las mismas, lo que da al paisaje un toque colonial y decadente muy atractivo para los turistas que acuden a Darjeeling.

Uno de los atractivos turísticos más importantes de Darjeeling es poder contemplar los distintos pasos del proceso del té, desde la recogida al empaquetamiento pasando por el secado. Ningún sitio mejor para conocer dicho proceso que la Happy Valley Tea Estate, una plantación en la que se explican al turista los diferentes pasos de dicho proceso y en el que se le concede la posibilidad de pasear por la plantación contemplando de cerca el trabajo de las recolectoras (la recolección del té es una tarea tradicionalmente encargada a las mujeres) que pasean entre los arbustos recolectando muchos quilos de hojas al día.

Cualquier momento del año es bueno para contemplar ese proceso, pues el té está presente en cualquier época del año en Darjeeling. Son varias las cosechas que se recogen al año y, dependiendo del momento en que se recoge, se obtiene un té con unas características u otras (más o menos oscuro, más o menos astringente, más o menos dulce…).

Ferrocarril Darjeeling del Himalaya

El Ferrocarril Darjeeling del Himalaya es el ferrocarril que a más altura circula de toda la India. Indispensable en otro tiempo, ahora este peculiar ferrocarril ha quedado más como una curiosidad turística que como otra cosa.

El Ferrocarril Darjeeling del Himalaya parece, por su tamaño, un tren de juguete. Con un ancho de vía de 610 mm y una longitud total de 78 kilómetros, esta línea, construida entre 1879 y 1881, llega a ascender a los casi 2.200 metros en que se halla Darjeeling.

Declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, como ya se ha dicho, en 1999, el Ferrocarril Darjeeling del Himalaya realiza servicios regulares con locomotoras diésel, aunque existe un recorrido turístico diario que va de Darjeeling a Ghum (considerada la estación de ferrocarril más alta de la India) que es realizado con una antigua locomotora de vapor británica.

Otras opciones turísticas

La ubicación de Darjeeling la convierten en un lugar ideal para disfrutar de una de las 6T citadas anteriormente: el trekking. Darjeeling es punto de partida y retorno de un buen número de excursiones en los que la naturaleza y el paisaje se convierten en protagonistas absolutos de las mismas. Para los amantes del trekking, Darjeeling es algo así como un pequeño paraíso.

Una de las mejores excursiones turísticas que puede realizarse desde Darjeeling es la que conduce a lo que se conoce como Tiger Hill o Colina del Tigre. Ubicada a unos 11 km de Darjeeling, esta zona con espectaculares vistas debe ser visitada en una época que no sea veraniega. ¿Por qué? Porque en verano la niebla se adueña de la zona y es imposible contemplar el espectacular paisaje que se puede observar desde Tiger Hill. Desde este fantástico lugar pueden contemplarse algunos de los grandes monstruos del Himalaya. El Janu (7.710 m) es el menor de todos ellos. Junto a él, el Makalu (8.475 m), el Lhotse (8.501 m) y el Everest (8.848 m) se alzan como auténticos colosos que dominaran el horizonte.

Otro modo de disfrutar de unas maravillosas vistas es subir al Rangit Valley Ropeway, un teleférico que desciende hasta las zonas de cultivo del té y desde el que se puede contemplar un paisaje espectacular.

La confluencia de culturas que se da en Darjeeling permite contemplar una serie de templos que en otras zonas de la India, más dominada por el hinduismo, son más difíciles de contemplar. El predominio en esta zona del budismo permite al viajero visitar un buen número de monasterios budistas en los que es posible acercarse a un modo de vida típicamente monacal y en el que el estudio y la disciplina se entrelazan con la espiritualidad y el misticismo hasta componer esa imagen de sosiego y paz que todos asociamos al budismo.

La Peace Pagoda, una estupa blanca que pretende ser símbolo de paz y de armonía, es otro de los puntos de indudable interés turístico de Darjeeling. Como la mayor parte de las pagodas de la Paz, la de Darjeeling fue construida bajo la dirección de Nichidatsu Fujii (1885-1985), un monje budista japonés que, tras conocer al Mahatma Gandhi en 1931, decidió dedicar su vida a la promoción de la no violencia y que quiso hacer de estos lugares (hoy existen más de ochenta pagodas de la Paz en todo el mundo) un centro de reunión de personas de todas las razas y credos para, desde una defensa radical de la no violencia, avanzar hacia un futuro de paz universal.

Sin duda, la Peace Pagoda es un buen lugar para poner punto y final a un fantástico viaje a Darjeeling.