Sabemos que en el Yoga es fundamental la respiración. El Yoga, de hecho, no se puede concebir sin los pranayamas o ejercicios respiratorios que nos sirven para alcanzar un mayor grado de concentración y extraer los mayores beneficios de las asanas que realizamos.

El control de la respiración y su regulación, lo sabemos, es el instrumento principal que tenemos a nuestro alcance para calmar y equilibrar nuestros pensamientos. Conseguir este dominio es un trabajo no siempre sencillo, ya que habitualmente no prestamos demasiada atención a nuestra forma de respirar. Mejorando nuestra forma de respirar no sólo avanzamos hacia ese grado de concentración que siempre se persigue cuando se practica el Yoga: también conseguimos aumentar el aporte de oxígeno a nuestro organismo, lo que sirve para optimizar nuestra circulación sanguínea, para eliminar con mayor facilidad nuestras toxinas y para regenerar las células de nuestro cuerpo. En definitiva, lo que conseguimos mejorando nuestra técnica respiratoria es aumentar nuestro bienestar.

El Yoga propone diversas formas de respirar. Desde la forma de respirar que hace hincapié en la expansión del pecho hasta la que intenta imitar el zumbido de la abeja, pasando por la que recibe de nombre respiración nasal alternada, los ejercicios pranayama pueden ser muy variados. En este artículo vamos a hablarte de una de estas formas de respirar: la respiración expansiva.

Lo primero que hay que destacar de la respiración expansiva es que es una forma de respiración especialmente rejuvenecedora. Entre sus beneficios destacan sobre todo el alivio que supone para la tensión de la espalda y la flexibilidad que otorga a la columna vertebral. La práctica de la respiración expansiva es un ejercicio pranayama muy recomendable para cuando nos sentimos cansados o sin energía y nos sirve también como calentamiento previo a una sesión de Yoga.

Otros de los beneficios aportados por la respiración expansiva son los siguientes:

  • Abre el pecho y, al movilizar la caja torácica, tonifica los músculos intercostales.
  • Libera la tensión acumulada en abdomen y rodillas.
  • Relaja la mandíbula, lo que resulta muy beneficioso para aquellas personas que acostumbran a dormir o a estar con los dientes apretados.

Pasos a seguir para realizar la respiración expansiva

De entre todos los ejercicios pranayama, la respiración expansiva es uno de los más sencillos de realizar y de los que, como hemos visto, mayores beneficios proporciona. Para practicar la respiración expansiva sólo hay que seguir los siguientes pasos:

  1. Colócate de pie y con los pies separados a la anchura de los hombros.
  2. Extiende los brazos frente a ti a la altura del pecho y con las palmas de las manos juntas. Intenta, al hacerlo, mantener los hombros relajados. Para que la respiración expansiva surta efecto no debes tensar los hombros.
  3. Abre la boca y, mientras inhalas profundamente, abre los brazos con energía y completamente. Al hacerlo, dobla las muñecas hacia atrás, levanta la barbilla y mira hacia arriba.
  4. Inclínate hacia delante mientras exhalas el aire por la boca hasta llegar a ese punto en el que sientes los pulmones vacíos de aire. Cuando lo hagas, mete la barbilla hacia adentro y flexiona tu cuerpo a la altura de la cintura para, a continuación, flexionarlo a la altura de las rodillas. Tras ello, une tus manos frente al pecho o, en su defecto, apóyala en tus muslos.
  5. Deja caer tu cabeza. Mientras tu cabeza cuelga debes procurar que el cuello no esté tenso.

Para que la respiración expansiva aporte todos sus beneficios y te sea de utilidad debes repetir los movimientos que te hemos indicado al menos 12 veces.