
Es inevitable y, hasta cierto punto, lógico. Se pronuncia el nombre de Goa y nuestra imaginación empieza a llenarse de imágenes de playas paradisíacas en las que las olas parecen lamer los palmerales y en las que el tiempo se vuelve una sustancia estática y ajena a sus propias leyes. El pequeño estado de Goa, ubicado en la costa oeste de la India, a unos 400 km al sur de Bombay, posee, sí, algunas de las playas más espectaculares del país. Nombres como los de Anjuna, Bogmalo, Cola Beach o Galgibag se hacen casi míticos en la imaginación de aquellas personas que deseen disfrutar de unos días a orillas del mar en la India. Con mayor tranquilidad (en los casos de Cola Beach o Galgibag) o disfrutando de un mayor ambiente (en los de Bogmalo y, sobre todo, Anjuna, que se hizo famosa allá por los setenta por ser centro de atracción de legiones de hippies), las playas de Goa son un destino turístico de primer orden para todas aquellas personas que, visitando la India, quieren disfrutar de sus costas.
Pero Goa es mucho más que sus playas. En Goa, sin ir más lejos, puede encontrarse una magnífica colección de iglesias que, en 1986, fueron declaradas por la Unesco Patrimonio de la Humanidad.