Con demasiada frecuencia no prestamos la debida atención a los actos más vitales de nuestra vida. Al respirar, por ejemplo. Pensamos que al inhalar sólo estamos haciendo que el aire penetre por nuestra nariz en el organismo y, en verdad, estamos haciendo mucho más. Al respirar estamos incorporando a nuestro organismo nitrógeno e hidrógeno (ellos componen el 99% del aire) pero también estamos incorporando, en el momento de inhalar, otras sustancias como monóxido de carbono, ozono, ácido nitroso, moléculas de agua y, dependiendo del lugar donde se viva y de la presencia de automóviles o fábricas, sulfuro de hidrógeno, nitrógeno y ácido sulfúrico.

No hace falta decir que el respirar estas sustancias puede resultar irritante y perjudicial para nuestro sistema respiratorio. Sin duda hay mayor porcentaje de personas que desarrollan enfermedades pulmonares en las grandes ciudades que en los entornos rurales. Pero del mismo modo que nuestro aire puede estar contaminado, también puede estar cargado de sustancias que, inhaladas, resulten beneficiosas para nuestra salud.

En este principio se basa la aromaterapia, un tratamiento natural reconocido por el Ayurveda y que se fundamenta en el uso de las esencias aromáticas de plantas y flores con fines curativos. Según sostiene la aromaterapia, se puede actuar sobre las emociones y la mente utilizando aromas que estimulen el sentido del olfato.

Al penetrar en nuestra nariz, las moléculas aromáticas que respiramos estimulan las terminales nerviosas del sentido del olfato y estas terminales nerviosas convierten esos estímulos en impulsos nerviosos que, enviados al sistema límbico, provocan diversos tipos de reacciones emotivas. Un estímulo oloroso puede, por ejemplo, estimular la recuperación de ciertos recuerdos.

Aceites esenciales y aromaterapia

La esencia aromática de las plantas es lo que se conoce como aceite esencial. Para obtener un aceite esencial, la aromaterapia recurre a la destilación de flores, hojas, semillas, resinas, raíces, frutos, cortezas, rizomas, tallos, maderas, cortezas… Qué parte se escoge de cada planta para obtener el aceite esencial de la misma depende de la planta en sí. El aceite esencial de rosa, por ejemplo, se obtiene de la flor; el de la canela, de la corteza o las hojas; el del incienso, de una resina.

El aceite esencial puro se consigue realizando lo que se conoce como destilación al vapor. El prensado en frío es, también, uno de los sistemas que la aromaterapia utiliza para extraer el aceite esencial de una planta. En Ayurveda se recalca especialmente la necesidad de que el aceite esencial utilizado para aplicar la aromaterapia sea un aceite esencial puro. Éste es un producto que suele resultar caro. La necesidad de utilizar mucha materia prima para obtener una pequeña cantidad de aceite esencial hace que sea así. Un ejemplo: para obtener 28,7 gramos de aceite esencial de rosa se necesitan nada más y nada menos que 60.000 rosas.

De toda la producción mundial de aceites esenciales solo aproximadamente el 10% se dedica a la aromaterapia. El resto de la producción de aceites esenciales va destinada a la industria farmacéutica, la alimentaria y, por supuesto, a la perfumería.

A la hora de adquirir un aceite esencial para aplicar técnicas de aromaterapia hay que tener en cuenta los siguientes factores:

  • Su pureza.
  • El nombre botánico latino. Comprobar este dato nos ayudará a no equivocarnos de producto.
  • Parte de la planta de la que se obtiene el aceite esencial.
  • Quimiotipo o definición de las moléculas que componen el aceite esencial para, así, conocer sus cualidades terapéuticas.
  • Proceso de extracción del aceite. La aromaterapia, para ser efectiva, debe servirse de aceites esenciales que hayan sido obtenidos mediante el sistema correcto.

Los aceites esenciales suelen ser líquidos incoloros. Hay, claro, algunas excepciones. Entre ellas encontramos la manzanilla, el vetiver o el nardo índico.

Aromaterapia y doshas

La aromaterapia ayurvédica utiliza aromas cuidadosamente elegidos y combinados entre ellos para equilibrar los tres principios fundamentales de la naturaleza (Vata, Pitta y Kapha).

Para Vata, por ejemplo, resultan beneficiosos, entre otros, los aceites esenciales de albahaca, comino, estragón, hinojo, incienso, jazmín, jengibre, naranja, pachulí, vetiver y zanahoria.

En el caso de Pitta, por su parte, los aceites esenciales utilizados para aplicar las técnicas de aromaterapia son el cilantro, el espinacardo, la manzanilla alemana, la lavanda, la melisa, la menta, la rosa, el pistacho, el té de labrador y el sándalo.

Finalmente, la aromaterapia ayurvédica utiliza los aceites de abeto, canela, árbol del té, hierbaluisa, clavo de olor, limón, pimienta negra, pino silvestre, romero y salvia para equilibrar el dosha Kapha.

Pese a que la aromaterapia no está reconocida como una ciencia, no son pocos los estudios científicos que destacan las propiedades curativas de algunos de esos aceites esenciales. El aceite esencial de melisa, por ejemplo, tendría una importante función antivírica. Los del árbol del té y el cilantro, por su parte, actuarían como fungicidas contra enfermedades como la candidiasis y el pie de atleta. Finalmente, el aceite de lavanda y el de geranio, como buenos dilatadores, actuarían de manera efectiva a la hora de reducir la presión arterial.