¿De qué depende el éxito de una película? Dependiendo de quien conteste a esta pregunta encontraremos una u otra respuesta. Habrá quien hable del peso decisivo del guión. Habrá quien haga bandera del carisma o del talento interpretativo del conjunto del reparto y, en particular, de los actores y actrices protagonistas de la misma. Para otros, la responsabilidad máxima tanto del éxito como del fracaso de un film recaerá sin duda sobre las espaldas del director. Para éstos últimos es el director quien, con su trabajo y su temple, son su oficio o su genialidad, consigue hacer brillar a los actores, convierte en imágenes un guión, imprime un determinado ritmo a la narración, escoge convenientemente la música del film y, finalmente, sabe combinar todos los factores que intervienen en la película para hacer de ella un buen producto o, incluso, una magnífica obra de arte.

¿Con qué respuesta nos quedamos nosotros? Nosotros creemos que el dar una respuesta de carácter general a una pregunta semejante puede inducir a error. Ése, al fin y al cabo, es un riesgo que se corre siempre que se usan generalizaciones. Creemos que hay películas que brillan por el resplandor de sus actores del mismo modo que creemos que hay películas que lo hacen por la grandeza de su guión. Con un buen guión y unos buenos actores se tiene mucho ganado pero sería injusto despreciar la aportación de un director, su temple, su modo de imprimir su sello, su particular manera de convertir un producto cinematográfico en algo que sólo podía ser suyo y de nadie más.

Aplaudir la capacidad interpretativa de actores como Marlon Brando, Al Pacino o Robert Duvall o descubrirse ante el poderío de su guión para elevar a los altares del cine una película como El Padrino es una opción sin duda respetable, pero se pecaría de injusticia si no se aplaudiera y reconociera la tarea de su director, Francis Ford Coppola. Sin el toque de Coppola, sin su oficio, sin su manera de dirigir y montar la película, El Padrino no sería, seguramente, El Padrino que todos conocemos y que una inmensa mayoría de nosotros no dudamos en calificar como una de las mejores películas de todos los tiempos.

Hablar de cine, pues, es hablar de directores. Hollywood no sería Hollywood sin la existencia de gente como Spilberg, Scorsese, Allen, Tarantino, Hitchcock, Welles, Huston, Ford, Wilder, Cukor o Mankiewicz, del mismo modo que el cine francés no sería el cine que ha sido si no hubiera contado con una larga nómina de directores entre los que podríamos destacar a figuras como Godard, Truffaut, Rohmer, Malle, Renoir, Resnais o Cocteau. ¿Y el cine italiano? Reconozcamos como es debida la aportación de actrices y actores como Sophia Loren, Giancarlo Gianinni, Claudia Cardinale, Marcello Mastroianni, Silvana Mangano o Fabio Testi a la cinematografía italiana, pero ¿qué sería de ésta sin la participación de directores como Fellini, De Sica, Rossellini, Visconti, Antonioni, Bertolucci o Pasolini?

En esta sección, en la que queremos rendir homenaje a las grandes películas de Bollywood, así como a sus protagonistas (ya hemos hablado aquí de actrices de la categoría de Nargis Dutt o de Nutan Behl), no podemos dejar pasar por alto los nombres de algunos de los más famosos directores de Bollywood ni de rendir homenaje a sus creaciones.

De entre todos los directores de Bollywood queremos destacar hoy el nombre de un director que es, de entre todos los directores de cine indios, un auténtico mito dentro de Bollywood: Guru Dutt.

Guru Dutt

A Guru Dutt, actor, director y productor indio, se le ha llamado en más de una ocasión “el Orson Welles” de la India. De él se dice, también, que fue el director de Bollywood que dio el aldabonazo que abría paso a la edad dorada de la industria cinematográfica india. A Guru Dutt se deben películas como Pyaasa, Kaagaz Ke Phool, Sahib Bibi Aur Ghulam y Chaudhvin Ka Chand, films todos ellos considerados grandes clásicos de Bollywood y que pueden ser perfectos botones de muestras de la manera de filmar de Guru Dutt.

Nacido el 9 de julio de 1925 en Mysore, Guru Dutt era el hijo mayor de un director de cine y de un ama de casa que, en sus ratos de ocio, se dedicaba a escribir. La tensa relación entre los padres de Guru Dutt hizo que éste viviera una infancia difícil. Estudió en Calcuta y fue educado en las artes interpretativas, lo que le permitió debutar en la industria cinematográfica india (como coreógrafo, ya que había recibido enseñanza de danza) en 1944. Varias amistades realizadas durante esos años, y en especial la de Dev Anand, una de las estrellas del momento de Bollywood, le permitieron introducirse poco a poco en el ambiente de la potente industria cinematográfica india. En 1946 y 1949 participó en los films Sangram y Girls School, dos películas dirigidas por Gyan Mukherjee y Amiya Chakrabarty, dos de los más famosos directores del Bollywood de la época.

Baazi fue la primera película dirigida por Guru Dutt. En esta película, estrenada en 1951 y protagonizada por Dev Anand, que había sido quien había convencido a Guru Dutt de que se hiciera cargo de la dirección, Dutt realizó un homenaje muy particular al cine negro clásico. Baazi era un thriller policial urbano, sí, pero con un toque muy personal. En Baazi, Guru Dutt utilizaba canciones para hacer avanzar la narración de la historia y fue también en Baazi donde Guru Dutt puso en práctica la que iba a ser una de sus características artísticas más definitorias como director: el uso personalísimo y brillante de los primeros planos. La película fue un éxito rotundo y se convirtió en modelo de toda una manera de hacer cine. Por decirlo de un modo sencillo, Guru Dutt creó escuela con Baazi.

Durante la grabación de Baazi, además, y mientras se estaban grabando las canciones de la misma, Guru Dutt conoció a su mujer, la cantante Geeta Dutt, con la que se casó en mayo de 1953.

Jaal (1952), Baaz (1953), Aar-Para (1954), Mr. & Mrs. ’55 (1955), CID (1956), Pyaasa (1957) y Kaagaz Ke Phool (1959) fueron algunas de sus siguientes películas. De entre todas ellas, Pyaasa es considerada la obra maestra de este director de cine de Bollywood. El argumento de esta película se centra en la vida de un poeta que intenta abrirse paso dentro de un mundo indiferente e hipócrita. Por su parte Kaagaz Ke Phool, que tenía ciertas resonancias autobiográficas y que trataba sobre un trágico romance ambientado en la industria cinematográfica, fue un auténtico fracaso de taquilla.

El fracaso comercial de Kaagaz Ke Phool hirió el orgullo y la confianza de Guru Dutt como director. Tras dicho fracaso, Guru Dutt no volvió a dirigir película alguna y se limitó a trabajar como actor y productor que filmes dirigidos por otros. Años después, Kaagaz Ke Phool, la película que había marcado el fin de la corta carrera como director de Guru Dutt, se convirtió, curiosamente, en una obra de culto. Pero eso ya no lo vivió un Guru Dutt cuya vida se fue viviendo cada vez más y más turbulenta.

Los biógrafos hablan de los excesos con el alcohol de Guru Dutt y de los graves problemas con su mujer, que acabó separándose de él cuando se hizo más o menos pública la relación sentimental que al parecer Guru Dutt mantenía con la actriz Waheeda Rehman. Waheeda Rehman, una de las más famosas actrices de Bollywood y que no hace mucho presentó su libro de memorias, aún se niega hoy a hablar de aquella supuesta relación que, en cualquier caso, no cuajó en algo más serio.

El caso es que, con relación o sin relación, Guru Dutt había entrado en una espiral de autodestrucción que finalizó el 10 de octubre de 1964. Ese día, el que sería recordado por siempre como uno de los más famosos directores de Bollywood fue hallado muerto en su cama. Guru Dutt tenía sólo 39 años. Una letal combinación de pastillas para dormir y alcohol había sido la causa de su muerte. ¿Accidente? ¿Suicidio? La respuesta nunca ha estado clara, aunque no son pocos los medios que se abonan a la tesis del suicidio. Todo puede ser posible en un hombre de una personalidad sin duda conflictiva y con un nivel de autoexigencia artística muy notable. Lo demuestra el hecho de que dejara tras de sí un gran número de películas incompletas. Y es que a Guru Dutt no le importaba dejar una película a medias (independientemente de la cantidad de dinero y tiempo que se hubiera invertido en ella hasta ese momento) si los resultados que se estaban obteniendo durante el rodaje no le satisfacían.

Guru Dutt, mito sin duda del cine del Bollywood, es padre del director de cine Arun Dutt y abuelo de la actriz Gauri Dutt.