En 1976 vio la luz un libro que había de convertirse en todo un acontecimiento por lo subversivo de sus planteamientos. El libro estaba firmado por Andreas Faber-Kaiser, un archiconocido ufólogo y escritor germano-español que dedicó su corta vida (Faber-Kaiser, que había nacido en 1944 en Barcelona, falleció a la edad de 49 años) a investigar los aspectos más misteriosos de la historia de la humanidad y, en especial, de todo aquello que pudiera apuntar a una relación más o menos tangencial, más o menos directa, entre los antiguos dioses y los seres extraterrestres.

El libro del que estamos hablando fue Jesús vivió y murió en Cachemira y, en él, Andreas Faber-Kaiser apuntaba cómo Jesucristo, al contrario de lo que afirman los Evangelios, había sobrevivido al suplicio de la crucifixión y, recuperado de sus heridas, había viajado hacia la región india de Cachemira, donde había vivido largos años y donde, finalmente, había fallecido, ya anciano.

Según Andreas Faber-Kaiser, Jesús de Nazaret fue enterrado en Srinagar, la ciudad a la que ya dedicamos un post en su momento y que podría albergar el sepulcro de quien los cristianos consideran el Mesías tantas veces esperado en el Antiguo Testamento.

¿Por qué, de ser cierta la teoría de Andreas Faber-Kaiser, Jesucristo había decidido acudir a esta región india? ¿Por qué Cachemira y no ningún otro lugar del orbe conocido entonces? El autor de la teoría apunta a que existía la creencia extendida de que algunas de las tribus perdidas de Israel habían acudido allí y eso podría bastar para que un Jesucristo que había sido descolgado de la cruz antes de morir y a causa de la llegada del sabbath (nadie podía permanecer crucificado en sabbath) hubiera acudido a Cachemira en parte huyendo de una posible represión judía y en parte en busca de las “tribus perdidas de Israel”, es decir, de las diez tribus que habían sido deportadas tras la conquista del Reino de Israel por parte del Imperio Neo-Asirio.

Llegado a Cachemira junto a alguno de sus discípulos, Jesús, al decir de Andreas Faber-Kaiser, se convirtió en Yuza Asaf, una especie de santón que, al decir de algunos textos como Tariki-I-Kashimir o Bhavishya Mahapurana, realizaba curaciones milagrosas, predicaba sobre el amor al prójimo y mostraba heridas en manos y pies. Faber-Kaiser apuntó a que esas heridas podrían ser las que le causaron a Jesucristo los clavos en la cruz. Yuza Asaf, además de los estigmas de pies y manos, poseía unas características físicas similares a las que tradicionalmente se han otorgado al Nazareno y convivió con una mujer llamada Marjan. Que Marjan guardara muchos paralelismos con María Magdalena sirvió a Faber-Kaiser para teorizar/fabular sobre la posibilidad de que Jesús de Nazaret y María de Magdala fueran lo que se dice un matrimonio y, como tal, mantuvieran relaciones sexuales hasta el punto de tener descendencia.

Roz Bal

En los alrededores de Srinagar, en el barrio de Khanyaar, podemos encontrar Roza Bal, lo que podríamos llamar la tumba de Jesús en Cachemira. Al menos, así lo consideran los ahmadíes, una comunidad de musulmanes reformistas a los que hay que considerar “responsables” directos de las teorías apuntadas por Faber-Kaiser en su Jesús vivió y murió en Cachemira. No en vano, no son pocos los autores que han apuntado que todas las fuentes sobre las que se apoyó Faber-Kaiser para elaborar su teoría sobre la vida de Jesús en Cachemira eran fuentes ahmadíes y, como tales, fuentes contaminadamente interesadas en demostrar las teorías que esbozara Ghulam Ahmad para crear el ahmadismo, una corriente del Islam tildada de maligna por la inmensa mayoría de los musulmanes.

Que los ahmadíes no consideren a Jesús el hijo de Dios ni un Dios en sí mismo (como sí hace el catolicismo cristiano) no impide que lo tengan en una alta estima. Para ello, Jesús sería uno de los más grandes profetas de Dios, y como tal merece respeto. Por eso se rinde culto a su humilde tumba de Srinagar. Por su parte, hindúes y budistas consideran a Yuz Asaf un místico.

Sea como sea, la tumba de Jesús en Srinagar se halla en un humilde edificio coronado por un tejado verde. Este edificio, situado en el interior de un cementerio musulmán, posee una galería que rodea la cámara interior, que puede contemplarse desde una ventana. A la izquierda de esta ventana existe un cartel en el que se indica que “Ahí reposa Yuza Asaf” y en el que también se explica que dedicó su vida a la oración y a prédica de la verdad.

La cámara interior es una pequeña sala enrejada. En esta sala se encuentran dos losas sepulcrales, una más grande, colocada en la mitad norte, y una más pequeña, ubicada en la sur. La losa grande correspondería a la tumba de Jesús. La pequeña, a la de un santo cachemir, Sayyid Nasir-ud-Din. Estas dos losas están orientadas como tradicionalmente lo están las tumbas musulmanas, es decir, alineadas sobre el eje Norte-Sur. La pretendida y real tumba de Jesús, sin embargo, se encuentra en una cripta que se encuentra bajo esta cámara. Y esa tumba está orientada sobre el eje Este-Oeste, es decir: está orientada a la manera de los enterramientos judíos. Esa orientación podría reforzar la idea de que Yuz Asaf era, ciertamente, el Jesús de los Evangelios.

Esta hipótesis podría verse reforzada por un relieve que aparece junto a la tumba: la de las huellas de dos pies que parecen mostrar las heridas de la crucifixión. Dedicar un relieve a las huellas de los pies junto a las tumbas de los santos es una tradición muy popular en toda Asia. Las huellas de Buda, por ejemplo, suelen identificarse con una esvástica o cruz gamada, un símbolo que, antes de identificar la locura nazi, sirvió, en la India, para simbolizar la suerte.

Sea cierta o no la historia narrada por Andreas Faber-Kaiser en Jesús vivió y murió en Cachemira y continuada por Siegfried Obermeire y Holger Kersten en obras como Christ in Kashmir y Christ Lived in India, lo cierto es que la tumba india de Jesús es uno de esos lugares que pueden llamar la atención de aquellos turistas que, viajando por India, se acercan a Cachemira en general y a Srinagar en particular en busca de manifestaciones religiosas de las más diversas religiones. Quizás la de Srinagar no sea la tumba de Jesucristo. Pero, ¿quién puede afirmar sin miedo a equivocarse que la tumba de Jesús (si es que Jesucristo existió) es la que se halla en la Basílica del Santo Sepulcro de la ciudad vieja de Jerusalén?