La expresión sánscrita “garuda” se traduce como “dios águila” y sirve para nombrar una asana avanzada de Yoga en la que se requiere mucha flexibilidad tanto en las piernas como en los hombros.
Como todas las posturas de Yoga de pie, la postura del águila o Garudasana es una postura vigorizante y que sirve para refrescar cuerpo y mente.
Entre los beneficios que para nuestro organismo supone la realización de la postura del águila figuran los siguientes:
- Fortalece y estira tobillos y pantorrillas.
- Estira muslos, caderas, hombros y parte superior de la espalda.
- Mejora el sentido del equilibrio.
La postura del águila sirve también para estimular la digestión, regular el funcionamiento renal y aliviar el estreñimiento. Además, como todas las posturas de equilibrio (en este caso el equilibrio se realiza sobre una pierna), la postura del águila sirve para mejorar nuestra capacidad de concentración.
La Garudasana resulta una postura muy terapéutica para casos de ciática, asma o dolor de espalda.
La postura del águila está contraindicada para aquellas personas que padezcan alguna lesión de rodilla.
¿Cómo realizar la postura del águila?
Para realizar la postura del águila debemos seguir los siguientes pasos:
- Colócate de pie.
- Dobla ligeramente las rodillas y, levantando el pie izquierdo, colócate en equilibrio sobre el pie derecho.
- Cruza el muslo izquierdo sobre el derecho.
- Apunta con los dedos del pie izquierdo hacia el suelo e intenta enganchar la parte superior del pie detrás de la pantorrilla derecha mientras sigues manteniendo el equilibrio sobre dicho pie.
- Estira los brazos hacia delante mientras los mantienes paralelos al suelo.
- Cruza los brazos delante del torso. Al hacerlo, el brazo derecho debe colocarse encima del izquierdo. Tras hacerlo, dobla los codos y eleva los antebrazos perpendiculares al suelo. Al colocar así las manos, el dorso de las mismas deben estar uno frente al otro.
- Enfrenta las palmas de las manos y haz fuerza con una sobre otra. Al enfrentar las palmas de las manos, el pulgar de la mano derecha debe pasar por delante del meñique de la mano izquierda.
- Cuando hayas adoptado la postura anterior con las manos, presiona todo lo que puedas la una sobre la otra, levanta los codos y estira los dedos hacia el techo.
Una vez hayas completado la postura el águila, mantenla entre 15 y 30 segundos o, lo que es lo mismo, lo equivalente a la duración de cinco respiraciones completas. Tras ello, descansa las piernas y los brazos. Una vez hayan descansado unas y otros, vuelve a realizar la postura del águila pero esta vez manteniendo el equilibrio sobre la pierna izquierda.
Las personas que se están iniciando en la práctica del Yoga pueden encontrar excesivamente difícil la ejecución de la postura del águila. Una de las fases más complicadas de la realización de la misma es aquélla en la que los brazos deben envolverse entre sí hasta que las palmas se toquen. Para hacer más sencilla esta fase de la asana, podemos tomar una correa y sujetar los extremos de la misma mientras estiramos los brazos y los mantenemos paralelos al suelo. Una vez cogida así la correa, seguiremos los pasos indicados anteriormente para realizar la postura del águila.
Otra de las dificultades que las personas que se están iniciando en el Yoga pueden encontrar a la hora de realizar la Garudasana es la de no ser capaces de enganchar el pie de la pierna levantada tras la pantorrilla del pie de apoyo. Una opción a utilizar hasta que se adquiera la flexibilidad necesaria para realizar la postura correctamente consiste en cruzar las piernas y, en vez de enganchar el pie levantado en la pantorrilla de apoyo tal y como es preceptivo, presionar con el dedo gordo del pie de la pierna levantada contra el suelo. Presionando así, podremos mantener más fácilmente el equilibrio al realizar esta beneficiosa postura de Yoga.