Tal y como apuntábamos en nuestro artículo «Tipos de respiración en el Yoga», podemos distinguir entre tres tipos de respiración: la respiración abdominal o baja, la torácica, media o intercostal, y la respiración alta o clavicular. En este post vamos a centrarnos en el estudio de esta última y te vamos a dar unos consejos básicos para que sepas identificarla. Hacerlo y aprender a combinarla con las otras dos modalidades respiratorias es fundamental para realizar un buen ejercicio respiratorio y extraer de él los mejores beneficios tanto para nuestras práctica de Yoga como para nuestra vida diaria.
La llamada respiración alta, que es el menos eficiente de entre todos los tipos de respiración, es la respiración típica de las personas ansiosas. Los nerviosos y deprimidos acostumbran a respirar de este modo.
La característica principal de la respiración clavicular es que es una respiración que se realiza con la parte alta de los pulmones. Esta zona de los pulmones es, anatómicamente hablando, la parte menos voluminosa, pues los pulmones son anchos por abajo y estrechos por arriba.
La falta de eficiencia de la respiración alta hace que solo adquiera sentido en el Yoga cuando se relaciona con las otras dos formas de respirar anteriormente indicadas. Así, una respiración yóguica completa debería seguir la siguiente cadencia: respiración abdominal, torácica y clavicular.
Técnica de la respiración clavicular
A continuación vamos a dar una serie de indicaciones para saber cómo realizar la respiración alta. Para dominar la técnica de este tipo de respiración debes seguir los siguientes pasos:
- Siéntate adoptando una postura típica de meditación (Virasana o Siddhasana) y coloca tus manos entre el pecho y las clavículas. Una vez colocadas las manos en esa zona intenta concentrar toda tu atención en esa zona.
- Inspira profundamente y lleva todo el aire a la parte alta pulmonar. Para hacerlo, controla tanto la zona abdominal como las últimas costillas. Si lo haces correctamente, sentirás cómo la elevación de las clavículas y de las costillas superiores hace que suban tus manos. Mientras tanto, abdomen y diafragma deben permanecer en actitud pasiva.
- Espira y constata cómo tus manos bajan debido al descenso tanto de las clavículas como de las costillas altas.
Mientras realizas este ejercicio, debes intentar mantener el rostro y los hombros relajados.
Como hemos indicado anteriormente, este tipo de respiración solo adquiere valor si la integramos en la secuencia completa de la respiración yóguica. Para ello es necesario realizar una serie de respiraciones costo-claviculares. ¿En qué consiste esta manera de respirar? Básicamente, en coger el aire expandiendo lentamente el tórax para, a continuación, elevar la zona subclavicular y soltar el aire dejando así que el tórax se cierre y que el pecho descienda.
Para tomar una mayor conciencia de la respiración costo-clavicular resulta muy útil el colocar una mano sobre el costado y otra sobre el pecho. Eso nos permite dominar los movimientos pulmonares anteriormente descritos hasta constatar cómo la respiración clavicular se convierte en fruto natural de la ampliación de la respiración torácica.
Beneficios de la respiración alta
Que la respiración alta o clavicular sea la menos eficiente yóguicamente hablando no quiere decir que no tenga sus beneficios. Entre ellos podemos destacar los siguientes:
- Purifica y fortalece la parte superior de los pulmones. Esto es de vital importancia, pues gran parte de las enfermedades respiratorias se generan, precisamente, en esta zona de los pulmones.
- Mejora la actividad cardíaca.
- Mejora la actividad respiratoria.
- Ayuda a desarrollar la actividad mental.
- Tonifica los músculos del tórax.
Los beneficios de la respiración clavicular son, sin duda, importantes. Pero, ojo, esos beneficios solo existirán si esta modalidad de respiración no es la modalidad preponderante. Hay que tener presente que al respirar de este modo adquirimos muy poca cantidad de oxígeno. Con el oxígeno obtenido a través de la respiración alta no podemos nutrir de forma adecuada las necesidades de nuestro organismo.
Por otro lado, la contracción del plexo solar y del abdomen que caracteriza a este tipo de respiración puede provocar estados de ansiedad y de tensión, generando nerviosismo en la persona. En muchas ocasiones, el malestar emocional o la depresión provocan el bloqueo muscular del diafragma. Ese bloqueo hace que, de forma inconsciente, impere en nuestra forma de respirar la respiración alta.
Cuando la respiración clavicular se impone como nuestra forma habitual de respirar nuestro organismo lanza una serie de señales de alarma. Los síntomas que sirven de aviso para saber que estamos respirando de manera incorrecta pueden ser los siguientes:
- Sensación de cansancio general.
- Mareos o dolor de cabeza. Estos dos síntomas son fruto de la falta de oxígeno.
- Episodios de ansiedad con hiperventilación.
- Disminución de la agudeza mental.
- Sueño no reparador debido a la incorrecta respiración durante el mismo.
- Fatiga muscular.
- Tensión abdominal que puede acabar provocando problemas digestivos.
- Pérdida de brillo en la piel.
Finalmente, hay que destacar que la falta de oxígeno que caracteriza a esta forma de respirar afecta en mayor o menor grado a la glándula pituitaria. La afectación de esta glándula provoca alteraciones hormonales. Estas alteraciones, en algunos casos, hacen que la persona se sienta inestable emocionalmente.
Si detectamos cualquier síntoma de los indicados anteriormente, podemos preguntarnos si en verdad estamos respirando bien. Si detectamos que la respiración clavicular se impone con frecuencia en nuestro modo de respirar, debemos ejercitar nuestra respiración y aprender a combinar la pobre y superficial respiración alta con otras inspiraciones más profundas y completas. Si aprendemos a hacerlo nos sentiremos más vitales y nuestra salud, tanto física como mental, nos lo agradecerá.