Madurai es una de las ciudades más antiguas del mundo. Con 2.500 años de antigüedad sobre sus hombros, esta ciudad del sur de la India y ubicada en el estado de Tamil Nadu es una de las ciudades sagradas de la India. A ella acuden cada año miles y miles de peregrinos hindúes. Todos ellos, tarde o temprano, acaban visitando el templo de Meenakshi, uno de los monumentos más visitados de la India, tanto por fieles como por turistas.
Levantado en honor de Parvati, pareja de Shiva y que también llevó el nombre de Meenakshi, el templo de Meenakshi, que está ubicado en la orilla sur del río Vaigai, reúne en su interior 14 torres o gopurams y posee, en todo su recinto, algo más de 30.000 esculturas.
Se dice que el original templo de Meenakshi fue construido en el siglo VI antes de Cristo por Kulsekarer Pandya, pero fueron los Nayakas quienes, entre los siglos XVI y XVIII, dieron al templo su aspecto actual tras reconstruir lo que, en el año 1310, habían saqueado y destruido los musulmanes al invadir esas tierras. El colorido que tanto caracteriza el templo de Meenakshi es, sin embargo, posterior.
El templo de Meenakshi cubre aproximadamente 45 hectáreas de terreno. En cierto modo, este fantástico templo de la India viene a ser como una pequeña ciudad. De sus 12 gopurams, el más famoso de todos ellos es la torre sur, que tiene 52 metros de altura y fue construido en 1559. De entre todas las torres del templo, la más antigua es la torre oriental y fue construida en el año 1226. Los gopurams del templo de Meenakshi tienen estructura de varios pisos y forma de pirámide escarpada. Toda la estructura de cada una de estas torres está cubierta con miles de figuras de animales, dioses, diosas y demonios pintados de todos los colores imaginables.
Ciertamente, el aspecto del templo de Meenakshi es espectacular, todo un estallido de colores. Su estructura original, sin embargo, era con toda seguridad de granito sin pintar. Fueron los naturales de Madurai los que, para que el templo luciera más durante los eventos y festivales que en él se celebran, decidieron dar mayor esplendor al mismo pintando sus esculturas. Esa “tentación embellecedora” se ha mantenido durante los últimos tiempos restando belleza a las esculturas originales, que en muchos casos han quedado casi desfiguradas bajo capas y capas de pintura. En los últimos años están surgiendo voces que solicitan devolver al templo de Meenakshi su aspecto original. Esas voces han conseguido que se inicien varios trabajos de restauración que persiguen tal fin.
El complejo del templo de Meenakshi está concebido como una enorme estructura de planta rectangular rodeada de altos muros. Dicha estructura posee tres zonas concéntricas que se articulan alrededor de los dos santuarios principales que existen dentro del complejo del templo.
Dentro del complejo del templo de Meenakshi existen diversos santuarios. Algunos de ellos están destinados al culto a la diosa Meenakshi; otros, al de su conserte Shiva (o Sundareswarar) o al de su hijo Ganesha, el “dios elefante”. Todos y cada uno de los santuarios se identifican por poseer una torre de oro chapado.
El turista y el fiel que pasee por los espacios abiertos del recinto del templo de Meenakshi puede encontrar en ellos elefantes vivos que, pintados de colores y decorados, cumplen la función de dar buenos augurios a los recién casados y de bendecir a los fieles.
Uno de los lugares más destacados del templo de Meenakshi es la llamada Sala de los Mil Pilares. En esta sala, en la que “sólo” existen 985 pilares esculpidos en estilo dravidiano, el visitante podrá disfrutar de la vista de un amplio número de esculturas de dioses elaboradas en piedra y bronce. Esta sala, que está convertida actualmente en un museo, era la sede de la Tamil Sangam o academia de los poetas.
En el recinto del templo de Meenakshi hay un estanque sagrado (adornado con una gran escultura de un loto sagrado en su centro), varias salas y también innumerables mandapas (salas o pabellones exteriores sostenidos por columnas). En el estanque sagrado o Pottamarai Kulam, estanque rodeado de columnas y de pinturas murales pintadas por artistas anónimos del siglo XVI, se bañan los fieles que desean ser bendecidos y que ansían el cumplimiento de sus deseos. Para que dichos deseos se cumplan, la tradición religiosa hindú dicta que los fieles que acuden al templo de Meenakshi deben sumergirse en las aguas de su estanque sagrado en los días de luna nueva o en los días de eclipse.
De entre los eventos y festividades religiosas que se celebran en el templo de Meenakshi, el más importante de todos es el Meenakshi Tirukalyanam, una celebración religiosa que se celebra entre los meses de abril y mayo y que reúne en Madurai a más de un millón de fieles.
Otra de las fiestas más importantes de Madurai es la Karthikai Deepam, una fiesta sagrada que celebran los hindúes tamiles entre noviembre y diciembre y que se celebra siempre coincidiendo con una noche de luna llena. El festival, en concreto, se celebra el día en que se produce la conjunción de la luna con las Pléyades, una constelación formada por siete estrellas (se las llama también las siete hermanas) y que tiene forma de pendiente. Cuando se celebra esa festividad, las casas, templos y calles se iluminan con hileras de lámparas de aceite. Para los fieles tamiles, la luz de la lámpara de aceite es símbolo de buen augurio. Con ella, creen, se protegen de las fuerzas del mal.