El comienzo de cada curso escolar conlleva para los padres la búsqueda de algún tipo de tarea extraescolar para los más pequeños de la casa. Dichas tareas suelen relacionarse a menudo con el aprendizaje musical, la potenciación de algún idioma y, fundamentalmente, alguna práctica de carácter deportivo (natación, fútbol-sala, baloncesto…). Lo que los padres buscan, fundamentalmente, al potenciar la práctica deportiva en sus hijos es un tipo de actividad que al mismo tiempo que divierta a los niños aporte beneficios para su desarrollo físico y psíquico.
Una actividad idónea para conseguir los objetivos señalados sería el Yoga. La práctica del Yoga infantil puede ser una buena manera de aunar relajación y concentración. En este artículo os vamos a hablar de él, de sus beneficios, de las diferentes técnicas y de las posturas más recomendadas para iniciarse en esta disciplina.
Beneficios del Yoga para niños
Lógicamente, el niño debe poseer un cierto desarrollo para iniciarse en la práctica de esta disciplina. Los expertos señalan que los 4 años es una edad idónea para que los niños se adentren en los ejercicios propios de esta disciplina. A esa edad, los niños ya poseen el desarrollo motriz necesario para poder realizar y controlar aquellos movimientos corporales que pueda exigir una práctica de Yoga para niños.
El niño, a esa edad, está iniciando un largo camino que, a la larga, debería conducir a la consecución de un positivo dominio físico y mental. El Yoga infantil debería ayudar a conseguir ese dominio. No en vano, entre los beneficios de Yoga infantil son, entre otros, los siguientes:
- Desarrollo de los músculos motores y destreza de los mismos.
- Flexibilidad de las articulaciones.
- Mejora de la postura.
- Mejoría de la rutina respiratoria.
- Estimulación de la circulación sanguínea.
- Masaje de los órganos internos.
- Perfeccionamiento de los sentidos.
- Agilidad.
- Estiramiento.
- Desarrollo de la atención, la memoria, la concentración y la imaginación.
- Canalización óptima de la energía física.
- Mejor comprensión e interacción con los otros.
- Disminución del nivel de estrés.
Cuando se habla de la infancia se olvida a menudo que los niños también padecen estrés. El niño no es, como a menudo pensamos los adultos, un ser absolutamente feliz y despreocupado. El niño, al igual que los adultos, tiene sus propias preocupaciones. Que a nosotros nos parezcan tontas no quiere decir que no tengan importancia para ellos.
El Yoga infantil puede convertirse en un instrumento muy útil para liberar al niño de ese estrés que, bien sea derivado de presiones ejercidas por la familia, el colegio o las amistades, bien derivado del nivel de auto-exigencia del propio niño, puede estar presente en esa edad que los adultos tendemos con demasiada ligereza a considerar idílica.
Para conseguir que la práctica de esta disciplina resulte efectiva es fundamental potenciar la motivación del niño. Para ello es importante formar grupos reducidos de práctica. Eso permitirá prestar más atención al menor.
Para la práctica del Yoga infantil es necesario poseer ropas holgadas y ligeras que proporcionen el nivel de confort necesario para poder realizar la práctica sin sufrir estrecheces ni rozaduras que pudieran resultar molestas. Ese confort debe ser reforzado con un ambiente tranquilo, limpio, ventilado y silencioso que favorezca la concentración del menor.
Técnicas de Yoga infantil
Para la práctica del Yoga infantil es imprescindible crear un plan personalizado de trabajo. Los ejercicios que sirven para unos niños pueden, perfectamente, no servir para otros. Para realizar ese plan personalizado es necesario analizar las características de cada niño y su temperamento prestando atención a los siguientes aspectos:
- Frecuencia y rapidez de los movimientos del niño.
- Regularidad de funciones fisiológicas básicas: hambre, sueño, etc.
- Reacción a experiencias nuevas.
- Cantidad de fuerza o de estímulo necesario para llamar la atención del niño.
- Energía de expansión de sus sentimientos y emociones.
- Capacidad de atención y facilidad con la que el menor se despista o no.
- Tiempo de atención ininterrumpida.
Analizados todos estos ítems, el profesional podrá elaborar un plan de entrenamiento para que el menor pueda iniciar sus sesiones de Yoga. A la hora de planificar una sesión para niños hay que tener en cuenta que ésta debe plantearse como una especie de juego, algo lúdico que permita a los menores divertirse mientras van adquiriendo los rudimentos del Yoga.
Cuentos, bailes, dibujos, canciones… todo eso puede servir para que el niño aprenda los conceptos básicos de esta beneficiosa disciplina, las primeras asanas y empiece a realizar sencillos ejercicios de meditación y relajación.
Posturas Yoga infantil
Son muchas las asanas o posturas existentes. Entre ellas, ¿cuáles son las más recomendables para los niños? ¿Cuáles les aportarán mayores beneficios?
Entre las múltiples posiciones que se pueden elegir, nosotros hemos escogido cinco posturas de Yoga infantil de fácil realización y que, ejecutadas adecuadamente y de manera cíclica, serán muy beneficiosas para el menor.
Las asanas que hemos escogido son algunas de las más populares dentro de esta disciplina y son las siguientes:
- Saludo al sol.
- La vela o postura sobre los hombros. Esta postura invertida estira la columna, fortalece las abdominales y relaja.
- Postura del árbol. Esta asana de pie sirve para ejercitar el equilibrio.
- Asana del perro. En nuestro artículo Cuatro asanas de fuerza te enseñamos a realizar esta posición que en sánscrito recibe el nombre de Adho mukha svanasana.
- Posición de la Rueda.
- Postura de la cobra. En nuestro artículo Posturas de Hatha Yoga te enseñamos a realizarla.
- Posición del guerrero. Esta asana recibe también el nombre de Virabhadrasana. Te remitimos a nuestro artículo Postura del guerrero o Virabhadrasana para que sepas cómo ejecutarla.
Junto a estas posiciones, es bueno que el niño aprenda a realizar alguna asana sentada como, por ejemplo, la pisición del loto o padmasana o la postura de la roca o Vajrasana. Cualquiera de ellas le servirá para meditar.