Una de las más poderosas técnicas de la práctica tántrica de Nyasa es el Yoga Nidra (yoga del sueño consciente o sueño psíquico en sánscrito). Gracias a él, la persona que lo practica puede relajarse de una manera profunda y, así, curar su ser.

Como otras prácticas de Yoga, el Yoga Nidra ha sido occidentalizado. Su origen más puro hay que buscarlo en los estudios que de las escrituras tántricas hicieron en su día Swami Satynanda Saraswati y su maestro Swami Sivananda. Aceptando que la mente tiene tres dimensiones (consciente, subconsciente e inconsciente), el Yoga Nidra se encargaría de desvelar a nivel consciente las samskaras o impresiones mentales que todas las personas guardamos en nuestro subconsciente y en nuestro inconsciente.

Esa tarea de desvelar en lo consciente lo que permanecía en el subconsciente o en el inconsciente es lo que hace del Yoga Nidra un magnífico instrumento de purificación mental.

Al practicar el Yoga Nidra la mente permanece en esa frontera que separa el sueño de la conciencia. Permanecer en ese espacio es, ciertamente, difícil. Lo más habitual es caer en el sueño. Será la práctica del Yoga Nidra la que nos permita permanecer en el nivel Nidra, es decir, en el nivel del sueño consciente o sueño psíquico. En ese estado, la mente es muy receptiva y nosotros podemos conectar con espacios muy profundos de la psiquis. Gracias a ello profundizaremos en nuestros miedos, en nuestros problemas y en nuestros conflictos para, así, conseguir encontrar soluciones para ellos.

Beneficios del Yoga Nidra

La práctica del Yoga Nidra tiene los siguientes beneficios para nuestro organismo y nuestra mente:

  • Conseguimos un grado de bienestar muy alto.
  • Nos permite retomar el poder sobre nuestra vida.
  • Nos ayuda a prevenir el envejecimiento prematuro.
  • Promueve el buen funcionamiento del sistema inmunológico.
  • Reduce la presión sanguínea y regula el sistema nervioso.
  • Elimina el estrés físico y emocional.
  • Elimina el insomnio.
  • Ayuda a superar adicciones.
  • Ayuda a mejorar la memoria.

¿Cómo se practica el Yoga Nidra?

Preparativos

Para practicar el Yoga Nidra conviene, al igual que para practicar otras modalidades de Yoga, buscar un lugar agradable y bien ventilado. Oreado pero sin corrientes y con una luz que no sea, en ningún caso, estridente: así debe ser el espacio para practicar Yoga Nidra.

La ropa para practicar Yoga Nidra, por su parte, debe ser como la ropa que siempre se recomienda utilizar para practicar cualquier tipo de Yoga, esto es: cómoda y, a ser posible, sin elásticos ni pliegues. Se recomienda también tener a mano algún tipo de manta. ¿Por qué? Porque la práctica del Yoga Nidra hace descender la temperatura corporal y podemos llegar a tener sensación de frío mientras lo practicamos. Taparnos previamente con una manta puede ayudarnos a evitar esa sensación de frío.

Los mejores momentos para practicar Yoga Nidra son la mañana y la noche. Practicándolo antes de irse a dormir, conseguiremos un sueño más reparador y conseguiremos alejar el fantasma del insomnio. El hábito de realizarlo diariamente a la misma hora ayuda a potenciar los beneficios del Yoga Nidra.

Para practicar el Yoga Nidra debemos colocarnos en la postura de Shavasana, es decir, tumbados sobre una alfombrilla o una colchoneta, con los brazos abiertos a los lados del cuerpo, con las palmas de las manos hacia arriba, los ojos cerrados y con la cabeza extendida hacia atrás.

Para adoptar bien la postura que va a permitirnos realizar el Yoga Nidra debemos tener la espalda completamente recostada sobre el suelo (no hay que arquear, por ejemplo, la zona lumbar), las piernas separadas y los pies descansando hacia el exterior. Si no consiguiéramos apoyar la zona lumbar en el suelo colocaríamos bajo ella una manta o un cojín para que, así, pudiera recostarse y descansar. Los cojines y mantas plegadas también pueden colocarse bajo las rodillas para que esas zonas no pesen ni molesten cuando se produzca la relajación muscular que se deriva de la práctica del Yoga Nidra.

Sankalpa y respiración

Una vez tumbados, y antes de iniciar la práctica de Yoga Nidra propiamente dicha, debemos decidir qué aspecto de nuestra personalidad es sobre la que queremos influir tanto en sentido potenciador como en sentido correctivo. Esa intención debe resumirse en un enunciado breve que recibe el nombre de sankalpa y que debe ser enunciada en tres ocasiones.

Una vez tumbados así, y con los ojos cerrados suavemente y durante toda la sesión, iremos tomando conciencia mentalmente del espacio en el que nos encontramos, de sus cuatro paredes, del techo, del suelo, de nuestro cuerpo tumbado sobre el suelo… Lo que hay que procurar es, ante todo, adoptar una cómoda postura. Después de todo, el cuerpo debe permanecer completamente inmóvil durante un largo período de tiempo y si no está cómodo no lo conseguirá. Moverse implica romper la concentración necesaria para convertir el Yoga Nidra en una técnica de yoga beneficiosa para nuestro organismo y para nuestra mente.

Una vez hayamos tomado conciencia de nuestro cuerpo, centraremos todas nuestra atención en la respiración. Constataremos como respiramos y lo haremos como si lo observáramos desde fuera, sin intentar modificarla en lo más mínimo. Al centrar tu atención en la respiración experimentaremos una sensación muy especial: la de comprobar cómo, al inspirar, el cuerpo se llena de calma, se relaja, se siente dominado por una armonía muy placentera y gratificante. Cada vez que se suelta aire es, en cierto modo, como si expulsáramos de nosotros problemas y preocupaciones.

La inspiración, durante la práctica del Yoga Nidra, se convierte en una experiencia de plenitud y expansión. La espiración, por su parte, es una experiencia relacionada más directamente con l idea de relajación y de dejarse ir.

Viajando con la conciencia por nuestro cuerpo

Una vez se haya conseguido experimentar la sensación explicada, fijaremos nuestra atención en las partes más grandes de nuestro cuerpo para, poco a poco y a medida que sintamos como éstas se van diluyendo, ir fijándola en las partes más pequeñas. Es importante, al realizar este repaso mental de nuestro cuerpo, empezar por los pies para, ascendiendo cuerpo arriba, acabar finalmente en la cabeza.

Así, al practicar el Yoga Nidra, con esa intensificación de nuestra conciencia sobre todos los rincones de nuestro cuerpo, lo que conseguiremos será calmar todo el cuerpo y dejar que en él sólo se mueva una cosa: la conciencia. Es esta conciencia testigo la que, durante la práctica de Yoga Nidra, tendrá que dar una serie de pasos entre los que podemos distinguir los siguientes:

  • El de prestar atención a la chidakasha o pantalla mental en el que se suele manifestar el subsconsciente. Esa pantalla debe ser contemplada sin realizar esfuerzo alguno por borrar lo que aparezca en ella. Al contemplarla de ese modo estaremos purificando nuestra mente.
  • El de realizar un esfuerzo de visualización de lo que deseamos conseguir. Será al realizar esta visualización cuando consigamos traer al nivel consciente lo que pertenecía, por naturaleza, a los niveles subconsciente o inconsciente. Los samskaras que llevamos al nivel consciente pueden venir desde el territorio de los recuerdos, desde el de símbolos que años atrás arraigaron en nosotros, etc.
  • El de volver, de nuevo, a prestar atención a la pantalla mental.

Al practicar el Yoga Nidra puede suceder que, al alcanzar el estado sueños consciente perseguido, nos veamos sumergidos en traumas no cicatrizados, en conflictos de infancia que pudieran inquietarnos y en situaciones que, vividas en el pasado, pudieran resultar desagradables. En caso de experimentar estas sensaciones hay que intentar aliviar la angustia que las mismas pudieran causarnos intentando observar toda la situación desde fuera, como si fuéramos otras personas y nos estuviéramos contemplando como a alguien extraño a nosotros mismos.

Finalmente, y para finalizar nuestra sesión de Yoga Nidra, repetiremos de nuevo, y por tres ocasiones, nuestra sankalpa o afirmación postiva. Tras ello, iremos moviendo poco a poco nuestro cuerpo para ir saliendo del estado Nidra y, de forma muy suave, abriremos nuestros ojos.

Los maestros yoguis no recomiendan que el Yoga Nidra sea practicado por personas que hayan padecido en algún momento de su vida ataques de epilepsia y por quienes hayan padecido brotes psicóticos.