La meditación es parte complementaria del Yoga. Gracias a las diferentes técnicas de meditación se consigue alcanzar uno de los objetivos prioritarios del Yoga: la armonización del cuerpo y la mente. Aunque de origen hindú, el Yoga se expandió en sus inicios y se ha ido expandiendo a lo largo de la historia por diversas partes del mundo. Uno de los lugares al que primeramente llegó el Yoga fue al Tíbet. Fue allí donde los monjes tibetanos incorporaron a las técnicas de meditación, allá por el año 480 a.C., un utensilio que ha resultado de gran utilidad a la hora de perfeccionar las técnicas de meditación. Ese instrumento es el cuenco tibetano, un instrumento directamente asociado a la espiritualidad.
Que en Occidente se conozcan estos instrumentos desde hace más o menos una cuarentena de años da cuenta de nuestro retraso respecto a los saberes de determinadas culturas milenarias. No en vano, la medicina oriental utiliza los cuencos del Tíbet desde hace cientos de años. En este artículo de IndiaMágica vamos a hablaros de ellos, de sus características y de sus utilidades y virtudes.
Los auténticos y originales cuencos tibetanos se elaboran de forma artesanal, utilizando moldes antiguos y usando una aleación de siete metales. Esos siete metales son el plomo, el oro, la plata, el cobre, el hierro, el mercurio y el estaño. Respectivamente, cada uno de esos siete metales se asocia a un cuerpo celeste en concreto. Esos siete cuerpos celestes son. por el mismo orden en el que hemos citado los materiales, Saturno, el Sol, la Luna, Venus, Marte, Mercurio y Júpiter.
Rozando suavemente un objeto de madera por el borde de uno de estos cuencos del Tíbet se consigue emitir unas ondas sonoras que suenan como un mantra y que, al igual que hacen los mantras, cumple entre otras funciones la de recordarnos que tenemos un «propósito vital» y que ese propósito vital hay que cumplirlo. Al rozar el cuenco o al dar con una baqueta de madera suaves toquecitos sobre él se emiten unas vibraciones que tienen un alto poder curativo.
Beneficios de los cuencos tibetanos
Los sonidos y vibraciones que producen los cuencos tibetanos tienen, entre otros, los siguientes beneficios:
- Armonizan los sistemas cardíaco y nervioso.
- Equilibran los hemisferios cerebrales.
- Estimulan el ánimo.
- Desbloquean los bloqueos emocionales.
- Ayudan a relajar la mente y a meditar.
- Elevan las defensas del organismo.
- Reducen la ansiedad.
- Proporcionan sensación de bienestar.
Uno de los beneficios de los cuencos tibetanos que más suelen destacarse es que sirven para equilibrar los chakras. En un universo en constante vibración atómica (los átomos no cesan de moverse y lo hacen no siempre armónicamente), los cuencos sanadores del Tíbet son unos instrumentos de gran utilidad para aportar armonía a esa vibración. Esa vibración, recorriendo la columna vertebral, aporta los beneficios anteriormente indicados y limpian la energía del organismo.
¿Cómo usar los cuencos tibetanos?
El uso de los cuencos sanadores tibetanos, al igual que toda práctica de meditación, debe tener lugar en un ambiente que destaque por su tranquilidad y por transmitir una idea de relajación. Las barritas de incienso o las velas aromáticas pueden ser de gran utilidad para crear ese ambiente.
Una vez se haya conseguido ese ambiente, hay que sostener el cuenco tibetano a la altura del pecho y comenzar a tocarlo. Mientras se toca, se debe intentar mover el cuenco sanador y elevarlo hasta la zona de la frente. En ese punto de nuestro cuerpo se encuentra uno de los chakras más importantes, el que se conoce con el nombre de «tercer ojo». Tras él, el cuenco debe ir bajando, sin dejar de tocarlo, por el resto de zonas corporales en las que se encuentran los otros chakras. Esas zonas son, progresivamente, la zona de la garganta, del pecho, del abdomen y, finalmente, la pelvis.
Ese periplo del cuenco tibetano a lo largo del cuerpo debe realizarse de una manera tranquila y serena, sin prisas. Los rituales exigen su lentitud y el uso del cuenco cantor tibetano (ése es otro de los nombres que se le da a este instrumento) tiene mucho de ritual.
Formas de usar el cuenco tibetano
El cuenco del Tíbet puede utilizarse de varias maneras. Entre ellas podemos destacar las siguientes:
- Utilizando su sonido como fundamento de una sesión de músicoterapia.
- Acompañándolo con el canto de mantras.
- Convirtiéndolo en instrumento central de una sesión de meditación.
- Utilizándolo como instrumento principal de una sesión de masaje corporal. Para utilizarlo de este modo hay que colocar diversos cuencos en diversas partes del cuerpo y hay que hacerlos vibrar para que sus vibraciones curativas actúen sobre los diferentes órganos.
- Como instrumento principal de un concierto musical. Contemplar un concierto en el que participan diversos cuencos del tipo ayuda al espectador a tomar conciencia de hasta qué punto es difícil tocar un instrumento que, a primer golpe de vista, parece fácil de tocar.
El cuenco cantor tibetano puede tocarse o bien haciendo círculos por el borde del mismo con la baqueta o bien rozándolo con ella. Los sonidos que surgen de él son graves o agudos y dependen de cómo se utilice la baqueta y de cómo sea la forma, la composición o el grueso del cuenco. Los movimientos circulares, por ejemplo, pueden ser más rápidos o más lentos, y eso determina, en gran medida, tanto el sonido que se extrae de él como los beneficios que se obtienen de su uso.
Una de las maneras más sofisticadas que existen de utilizar el cuenco sanador del Tíbet es combinándolo con el uso del cuarzo. Una de las características de este mineral es que transmite con mucha facilidad la vibración. Por eso suele utilizarse para tratar pequeños dolores de cabeza. ¿Cómo? Colocando un fragmento de mineral sobre la misma y haciendo sonar el cuenco sanador del Tíbet. La vibación sanadora que emite el cuenco se transmite al cuarzo y éste la transmite a la cabeza.