Hay ciudades, pueblos o paisajes que siempre se han asociado a un color determinado. Se habla de los verdes de los campos de Escocia, del verde de Asturias, del blanco de las casas de Santorini o de la ruta de los pueblos blancos de la gaditana comarca de La Sierra. Se habla del color caramelo de la Vieja Habana y del rostro multicolor de ciudades como Copenhagen, la rumana Sighisoara, la francesa Menton o de la mejicana Guanajato. En la India también hay ciudad asociada a un color. El color es el azul y la ciudad, Jodhpur.
Ubicada en el Rajastán, en el noroeste de la India, a Jodhpur se la conoce como la ciudad azul. Ése es el color con el que están pintadas las fachadas de sus casas.
Fundada en 1459 por Rao Jodhe en el estratégico camino que unía Delhi con Guyarat, Jodhpur se convirtió rápidamente en una ciudad floreciente económicamente que se beneficiaba del tráfico de opio, cobre, seda, dátiles y café.
El fuerte de Mehrangarh preside desde la altura de una colina esta ciudad cuyas casas más tradicionales están pintadas de una tonalidad de azul a la que se conoce como azul brahmán pues ése era el color que tradicionalmente distinguía a la casa de los brahmanes. Gracias a ese color azul, las casas de los brahmanes de Jodhpur podían distinguirse de la del resto de los habitantes de la ciudad. El azul, en la cultura hindú, simboliza la paz espiritual, la curación y la verdad. Por eso se reservó, durante mucho tiempo, a la casta sacerdotal.
¿Qué hizo que, finalmente, habitantes de Jodhpur que no eran brahmanes se apuntaran a la costumbre de pintar de azul brahmán las casas? Fundamentalmente una cosa: que se entendiera que el color azul sirve para ahuyentar a las plagas de mosquitos que, debido a las condiciones meteorológicas de la ciudad, comúnmente asolan la ciudad. También se cree que ese color azul, el azul brahmán o azul añil, evita que el calor entre en las casas.
Que Jodhpur no figure entre las ciudades indias más populares no quiere decir que carezca de atractivos turísticos que vayan más allá del peculiar y personalísimo color de sus casas tradicionales. Al contrario. Jodhpur es una ciudad plagada de templos, castillos y palacios en los que confluyen las culturas hindú y musulmana.
Callejeando por el intricado laberinto de las callejuelas de Jodhpur se puede encontrar un maravilloso muestrario de arquitectura havelí y un fantástico aljibe escalonado, el Toor Ji Ka Jhalra. Éste, junto a otros baoris y a albercas de gran tamaño como el Gulab Sagar Taleb y el Fateh Sagar, introducen un punto de frescor y humedad en una ciudad que durante la mayor parte del año presenta un aspecto árido.
De entre todos los monumentos existentes en Jodhpurh, el más importante de todos ellos es, sin duda, el fuerte de Mehrangarh.
Fuerte de Mehrangarh
El primero de ellos, fundamental, es el fuerte Mehrangarh o Fuerte del Sol. Este imponente castillo se iza a más de 150 metros sobre Jodhpur, lo que lo convierte en un excelente mirador. Pero el fuerte Mehrangarh de Jodhpur es algo más que un excelente mirador: es una auténtica joya arquitectónica.
Para llegar al fuerte del Sol hay que ascender por un sinuoso camino. Construido por el fundador de la ciudad, los muros de este fuerte tienen una altura de 36 metros y una anchura de 21 metros. Dentro del fuerte de Mehrangarh el viajero que acuda a Jodhpur puede encontrar un museo, uno de los mejor surtidos del Rajastán, que en el que se exhibe una rica colección de instrumentos musicales, armas, pinturas, trajes típicos de la región, turbantes, palanquines, mobiliario y miniaturas. En los muros del fuerte, además, pueden contemplarse algunos de los cañones originales de éste.
Al fuerte de Mehrangarh puede entrarse por siete puertas. De entre todas ellas las más famosas son la Jai Pol, la Fateh Pol o la Loha Pol. Una vez dentro de la fortaleza se pueden contemplar varios palacios: el Moti Mahal o Palacio Perla, el Phool Mahal o Palacio Flor, el Sheesha Mahal o Palacio del Espejo, el Sileh Khana y el Daulat Khana. El Daulat Khana atesora una de las colecciones mejor conservadas de arte del período mogol.
Otros encantos de Jodhpur
Más allá de las maravillas contenidas en el espectacular fuerte de Mehrangarh, escenario predilecto de muchas producciones de Bollywood, en Jodhpur podemos encontrar maravillas budistas como el Chamunda Mata, uno de los muchos templos que se reparten por la ciudad y que está ubicado en el extremo sur de las murallas, o el Jaswant Thaba.
El Jaswant Thaba, por su parte, es un mausoleo que, construido en mármol en memoria de un marajá local, es conocido, por su belleza y espectacularidad, como el Taj Mahal de Jodhpur.
¿Cómo llegar a Jodhpur?
El mejor medio de transporte para llegar a Jodhpur, como a tantos lugares de la India, es el tren. Cinco horas bastan para llegar a Jodhpur desde Jaipur. Desde Nueva Delhi, por su parte, se tardan entre 10 y 12 horas. Si se hace desde Nueva Delhi, lo mejor es viajar por la noche. El viaje nocturno permite descansar y llegar a Jodhpur por la mañana, con todo el día delante para visitar la ciudad.
Jodhpur ofrece la posibilidad de alojarse en havelis, es decir, en las casas tradicionales del casco antiguo que, reconvertidas en pequeños hoteles o en casas de huéspedes, ofrecen buenos servicios a un precio excelente.