Todos los imperios acaban tarde o temprano por caer. Ésa es la enseñanza que nos deja la Historia. Por suerte, la mayor parte de ellos dejan tras de sí alguna serie de restos que nos ayudan en cierto modo a reconstruir cómo fueron y a imaginarlo. Un país milenario como la India obedece a esta máxima y nos ofrece un magnífico catálogo de restos arqueológicos que permite reconstruir el ayer de un país con tantos recovecos históricos como rincones maravillosos para visitar.
Uno de esos rincones es la localidad de Mandu. Situada en el noreste de la India, en el estado de Jharkhand, Mandu fue durante muchos años capital de un impero. Sus defensas naturales (la meseta de Malwa al norte y el valle del río Narmandá al sur), unidas a su fortificación artificial (Mandu posee unas murallas con 37 kilómetros de longitud y 12 puertas de entrada) le permitieron mantener este privilegio. Es precisamente dentro de ese recinto amurallado donde podemos encontrar una excelente colección de palacios, mezquitas y templos jainistas del siglo XIV.
Más allá de la sensación de adentrarse en otro tiempo que el viajero puede experimentar tras cruzar cualquiera de las puertas de esta fortificación o darwazas, ¿cuáles son los atractivos turísticos más importantes de Mandu? A continuación te detallamos los más importantes.
Jahaz Mahal o Palacio Barco
Este edificio recibe este nombre por estar situado entre dos lagos artificiales. Ubicado ahí, el Jahaz Mahal de Mandu se asemeja a un barco que estuviera flotando entre las aguas. Este edificio de dos plantas fue mandado construir por el sultán Ghiyas-ud-din-Khilji con la finalidad de dar cobijo a su harén. Este sultán, que gobernó en Mandu durante más de treinta años, era un amante de todos los placeres que la vida pudiera proporcionar. Su amor por las mujeres se ha vuelto mítico. Se ha llegado a decir que en el Jahaz Mahal llegaron a convivir 15.000 mujeres. Todas ellas formaban parte del harén del sultán Ghiyas-ud-din-Khilji.
110 metros de largo y unos 15 de ancho es lo que mide este magnífico edificio. En su planta baja se pueden encontrar tres grandes salas conectadas por pasillos. Estas salas tenían pabellones traseros para que las mujeres del harén se alojaran e hicieran su vida.
Los arcos y ventanas que se encuentran en el Jahaz Mahal de Mandu son muy variados como variados y sugerentes son los tanques de agua o baolis. En ellos se acumulaba el agua de la lluvia, que era recogida y almacenada gracias a un cuidadoso diseño arquitectónico.
Hindola Mahal o Palacio Hindola
Hindola Mahal significa Palacio Ondulante. Este palacio, que se empezó a construir en el primer tercio del siglo XV y que fue finalizado a finales del mismo siglo, recibe el nombre de ondulante debido muy probablemente a la inclinación con que fueron construidas sus paredes. Dentro del complejo del Palacio Real de Mandu (compuesto por este edificio junto al ya citado Jahaz Mahal, por el Tawili Mahal y por el Nahar Jharokha), se cree que el Hindola Mahal estaba destinado a servir como sala de audiencias.
El Hindola Mahal es un ejemplo característico del estilo arquitectónico del período Malwa. La sencillez ornamental, la fuerza y el sentido ajustado de las proporciones serían las tres características principales de dicho estilo arquitectónico. Los arcos de medio punto que se observan en su estructura, por su parte, serían herencia directa del estilo arquitectónico de Delhi.
Jama Masjid o Gran Mezquita
La fuente de inspiración del Jama Masjid de Mandu es la Gran Mezquita de Damasco. Grandes patios, grandes entradas y una extremada y bella sencillez arquitectónica son las tres características principales de esta construcción.
Majestuosa, esta bella mezquita está considerada una de las mezquitas más grandes de la India. Fue el sultán Hoshang Shah quien inició su construcción, a mediados del siglo XV. Con una grandiosa sala de oración, la Jama Masjid de Mandu está elaborada con arenisca roja
Mausoleo de Hoshang Shah
Refinado ejemplo de la arquitectura afgana, la tumba de Hoshang Shah está considerada como la primera estructura de mármol de la India. Una cúpula de bellas proporciones, las torres porticadas y los enrejados de mármol hacen de este edificio un lugar único, una cita ineludible en toda visita a Mandu.
Hosang Shah fue el primer rey islámico de la región de Malwa. De carácter guerrero, él fue el encargado de dotar a Mandu de gran parte de sus fortificaciones. Bajo la gran cúpula de este mausoleo reposan los restos de este monarca que, pese a ser musulmán, permitió la existencia de otras religiones en la India.
Situado tras la mezquita, se suele decir que el mausoleo de Hoshang Shah de Mandu sirvió de inspiración al arquitecto del Taj Mahal para realizar su magnífica obra.
Palacio de Baz Bahadur
El Palacio de Baz Bahadur de Mandu es una estructura del siglo XVI y es famosa por sus grandes patios, sus grandes salones y son altas terrazas. Baz Bahadur fue el último sultán de Malwa. Así como del maharajá que mandó construir el Taj Mahal se recuerda el gran amor que sintió por su esposa, de Baz Bahadur se recuerda la romántica relación que mantuvo con Roopmati, una cantante rajput. Tal era la pasión que Baz Bahadur, atendiendo a las solicitudes de Roopmati, mandó construir lo que se conoce como el Pabellón Roopmati. Dicho pabellón, que sirvió en su tiempo como punto de observación del ejército y como refugio de Roopmati, es otro de los lugares de interés turístico de Mandu. Desde él se divisa el Palacio de Baz Bahadur y el río Narmanda. En los tiempos de Roopmati y Baz Bahadur, el pabellón Roopmati era abastecido de agua desde el Rewa Kund, una reserva de agua que, mediante un acueducto, llevaba el líquido elemento al refugio de Roopmati.
Fue la pasión de Baz Bahadur por Roopmati, unida al hecho de que descuidara los asuntos militares para gastar su tiempo en sus aficiones artísticas, la que hizo que el sultán perdiera su reino. Derrotado por los mogoles tras haberse suicidado Roopmati para no caer en manos de los invasores, Baz Bahadur huyó de Mandu hasta que, finalmente rendido, se entregó a quien le había vencido, Akbar.