Con el invierno recién llegado no debemos olvidar algo que es capital en Ayurveda: con cada cambio de estación la naturaleza experimenta una serie de cambios y esos cambios nos afectan directamente. Al fin y al cabo, nosotros también somos parte de esa naturaleza y por eso resulta capital adaptarnos a esos cambios para, encontrando el equilibrio natural, proteger nuestro bienestar integral.

Si el verano es la época del dosha Pitta, asociado directamente con los elementos de fuego y agua, otoño es la época de Vata. Vata, asociado a los elementos de aire y éter, ejerce ese protagonismo también durante la primera parte del invierno, dejando poco a poco paso a Kapha, que se irá imponiendo sobre todos los demás doshas.

Adoptar un estilo de vida ayurvédico durante el invierno tiene una serie de beneficios para nuestro organismo. Entre dichos beneficios podemos destacar los siguientes:

  • Calma el sistema nervioso evitando el nerviosismo y la ansiedad.
  • Fomenta la concentración.
  • Nutre el organismo y mejora los niveles de energía del mismo proporcionando una nutrición profunda a nuestros tejidos.
  • Favorece el sueño profundo.
  • Evita el estreñimiento favoreciendo la expulsión de residuos.
  • Protege nuestro sistema inmunológico.

Todos estos beneficios derivados de seguir un estilo de vida ayurvédico durante el invierno se resumen, finalmente, en uno: la promoción constante y óptima de nuestra salud.
Pero… ¿de qué estamos hablando cuando hablamos de un estilo de vida ayurvédico en invierno? Fundamentalmente, de seguir una serie de rutinas entre la que destaca especialmente la alimentación.

Alimentación ayurvédica en invierno

¿Cómo debe ser la alimentación ayurvédica en invierno? Lo primero a tener en cuenta es que, siendo como es el invierno una estación fría, debemos evitar el ingerir comidas frías pues, al hacerlo, nos arriesgaríamos a desequilibrar nuestros doshas (y eso es, precisamente, lo que Ayurveda pretende evitar por encima de todo). Para equilibrar los doshas, pues, sería necesario ingerir comidas tibias o calientes como podrían ser las sopas, los potajes o los guisados.

Entre los sabores que Ayurveda recomienda potenciar en invierno figuran los picantes, los amargos y los astringentes. ¿Cómo podemos potenciar estos sabores para llevar una buena alimentación ayurvédica en invierno? Utilizando especias como la cúrcuma, la pimienta, el jengibre, la cayena o la canela, o alimentos como el brócoli, la berenjena, las lentejas, la espinaca o el ajo.

Del mismo modo que hay que consumir alimentos picantes, amargos o astringentes hay que evitar los sabores típicamente Kapha, es decir, aquellos sabores que aumentarían en exceso este dosha y, por tanto, provocaría un exceso del mismo. ¿Qué sabores son ésos? Los dulces, los salados y los ácidos. Abusando del consumo de mangos, plátanos, pepinos o lácteos provocaríamos un aumento de la mucosidad y del sueño, así como de la tendencia a acumular grasa.

La alimentación ayurvédica para el invierno debe fundamentarse en una dieta en la que abunden las proteínas, las verduras, los cereales y las leguminosas caldosas y cocinadas, y también en la ingesta de alimentos de temporada. Entre los alimentos de temporada típicos de invierno podemos destacar la calabaza, las bayas, los arándanos y los cítricos. Otro producto que no puede faltar en la alimentación ayurvédica para el invierno son los pescados grasos como el salmón, la sardina, la caballa, el boquerón o el pez espada.

Otras rutinas ayurvédicas para el invierno

Más allá del mantenimiento de una dieta ayurvédica específica para los meses de invierno, Ayurveda recomienda una serie de rutinas para seguir en invierno y entre las que destacamos las siguientes:

  • Levantarse temprano, preferiblemente al amanecer.
  • Cepillarse los dientes y limpiar la lengua con pastas herbales. Tras ello, se pueden realizar buches con aceite de sésamo durante 2 ó 3 minutos. Esta terapia ayurvédica sirve para disminuir el bruxismo, las cefaleas y las cervicalgias. Tras ello hay que masajear las encías con ese aceite.
  • Beber una taza de agua caliente para limpiar el sistema digestivo y despertar el agni.
  • Tomar té chai que contenga canela, cardamomo, clavo de olor, jengibre y pimienta.
  • Realizar un automasaje con aceite de sésamo. El automasaje con aceite de sésamo ayuda a mover las toxinas acumuladas en los tejidos. Por otro lado, y al ser el aceite de sésamo un aceite caliente, servirá para dar calor al cuerpo, lo que es muy útil en invierno. Al aceite de sésamo, si se desea, se le pueden añadir unas gotas de aceites esenciales de canela, geranio, jazmín, lavanda o naranja. Tras aplicar el automasaje, hay que dejar que la piel absorba el aceite durante unos veinte minutos. Esa será la manera de obtener de esta rutina ayurvédica para el invierno los máximos beneficios.
  • Disfrutar cada cierto tiempo de un baño aromático. El baño puede servir, perfectamente, para quitar los restos de aceite tras un automasaje. El baño aromático, además, tendrá efectos vigorizantes, energizante y anti-depresivo. Para ello, habrá que añadir un aceite esencial de eucalipto, romero, pino, enebro, jengibre, pomelo o bergamota (entre otros) al agua de baño, que tendrá sal de Epsom o baños de sal marina.
  • Realizar una práctica de yoga suave en la que adquieran especial relevancia las asanas destinadas a trabajar la zona de las caderas y las que sirvan para abrir tórax, garganta y senos para nasales.
  • Comer al menos tres veces al día y dejando tres horas entre cada comida. Entre estas tres comidas la más consistente debe ser la del medio día. Desayuno y cena deben ser ligeras. Ésta debe realizarse, a ser posible, antes del atardecer.
  • No picar entre comidas y, si se hace, comer fruta cocida, dátiles o unos cuantos frutos secos.
  • Establecer horarios estrictos para irse a dormir y para despertarse.

El frío propio del invierno provoca que las membranas mucosas de la nariz sufran más que durante otras estaciones del año, por eso Ayurveda recomienda aplicar dos gotas de aceite de sésamo en las fosas nasales, lo que ayuda a mantenerlas húmedas y equilibradas.