La postura de Yoga que vamos a presentar en este artículo de hoy toma su nombre de Hanuman, el Dios Mono hindú que, entre otras cualidades, tiene las del coraje, la fortaleza, la generosidad, la determinación y el compromiso.

Símbolo de la energía y de la dedicación que el ser humano necesita para salir adelante en la vida, Hanuman da nombre a esta asana de Yoga que, en cierta manera, conmemora los saltos poderosos del mono y en especial el que dio desde las costas de la India hacia la isla de Lanka para salvar a Sitha, esposa de Rama, que había sido secuestrada por Ravana, el rey-demonio. En honor a ese salto prodigioso, esta postura de Yoga se llama como se llama y podría ser traducida por algo así como “el paso gigante del Dios Mono”.

La postura de Hanumanasana es una postura de Yoga muy completa, con muchos beneficios y que, en cierto modo, sería algo así como la versión yóguica del split del ballet occidental. En este artículo vamos a ver sus virtudes y beneficios y cómo se realiza.

Beneficios de la Hanumanasana

Entre los beneficios de esta postura de Yoga podemos destacar los siguientes:

  • Mejora los problemas de ciática.
  • Tonifica los músculos de las piernas.
  • Relaja y fortalece los músculos abductores.
  • Estira y tonifica los isquiotibiales.
  • Masajea los órganos abdominales.
  • Tonifica el sistema reproductor.
  • Ayuda a las mujeres a prepararse para el parto.

Pese a todos estos beneficios, quien desee practicar la Hanumanasana deberá tomar una serie de precauciones. La Hanumanasana no es una postura de Yoga recomendable para personas que padezcan algún tipo de lesión en la ingle o en el tendón de la corva. Tampoco es recomendable para quienes padezcan hernia discal y está absoluta y terminantemente prohibida para quienes padezcan alguna dislocación de la cadera.

La Hanumanasana es, en esencia, una postura de apertura de caderas. Para llegar a ella se requiere entrenamiento y es absolutamente necesaria, previa a la ejecución de la postura, la realización de ejercicios de calentamiento que sirvan para estirar tanto el psoas-ilíaco como los isquiotibiales. El primero adquirirá un protagonismo especial en la pierna que quede estirada para atrás y los segundos, en la pierna que estiraremos hacia delante cuando ejecutemos la Hanumanasana.

Veamos ahora qué pasos debemos seguir para realizar correctamente la Hanumanasana.

Pasos para realizar la Hanumanasana

Para realizar esta postura de Yoga podemos servirnos de la ayuda de bloques o soportes que, colocados a ambos lados de nuestro cuerpo, nos servirán para apoyar en ellos las manos. Otro truco que puede servirnos de ayuda para realizar la Hanumanasana es el de colocar una o dos mantas en el suelo, justo debajo de la cadera, para apoyar el peso sobre ellas y, de ese modo, facilitar, con suavidad, que las caderas vayan cediendo y vayan ganando flexibilidad.

Una vez tengamos estos elementos de ayuda deberemos seguir los siguientes pasos:

  1. Arrodillémonos en el suelo y coloquemos las palmas de las manos sobre los bloques, a ambos lados de las caderas.
  2. Presionemos hacia abajo para, gracias a esa presión, levantar las rodillas y llevar la pierna derecha hacia delante y la pierna izquierda hacia atrás.
  3. Aprovechemos la exhalación del aire para estirar y alargar ambas piernas intentando que la pierna de delante no gire hacia fuera y la de detrás no gire hacia dentro.
  4. Mantengamos las piernas rectas intentando que el talón de la pierna que hemos estirado hacia delante quede apoyado en el suelo. Eso mismo debe suceder con los dedos de los pies de la pierna que hemos estirado hacia atrás. Al mismo tiempo, debemos presionar con las piernas hacia el suelo tratando de acercar las caderas al máximo al mismo.

Una vez estemos colocados así es importante no inclinarse, empujar con el coxis hacia adelante y mantener el tronco en posición perpendicular al suelo.

Como sucede con toda postura de Yoga, para realizar correctamente la Hanumanasana se necesita práctica. Será la práctica la que nos dé la flexibilidad necesaria para poder sentarnos en el suelo con las dos piernas rectas, una hacia delante y la otra hacia atrás. Cuando lo hayamos conseguido, la parte posterior de la rodilla de la pierna adelantada, al igual que los isquios de la misma pierna y la rodilla de la pierna retrasada tocarán el suelo.

Al igual que sucede cuando se practican otras asanas, la práctica de la Hanumanasana nos deja una enseñanza y esa enseñanza es que todos nosotros poseemos un potencial ilimitado. Descubrirlo, entrenarlo y potenciarlo depende única y exclusivamente de nuestro esfuerzo. Liberarnos de ataduras y limitaciones depende, así y en buena medida, de nosotros. Somos nosotros, en definitiva, quienes debemos ampliar nuestra mirada. Y ayudarnos a hacerlo es, sin duda, uno de los objetivos del Yoga y uno de los beneficios que se derivan de su práctica.