Al igual que el cardamomo y la cúrcuma, de los que ya hemos hablado en este espacio, el jengibre es una planta de la familia de las zingiberáceas. Cultivado en las zonas tropicales del sudeste asiático, el jengibre es una de esas especias que no pueden faltar en la cocina ayurvédica.

De la planta del jengibre se utiliza la raíz. Ésta, que se recoge cuando las hojas se han secado, se utiliza fresca, seca o en polvo. El jengibre seco acostumbra a utilizarse para Kapha, mientras el fresco está más indicado para Vata.

La raíz de jengibre tiene múltiples propiedades benéficas. Una de ellas, capital, es la de incrementar el Agni o fuego digestivo. Otra, muy importante también, es la de ayudar al organismo a eliminar toxinas.

Junto a éstas, el jengibre tiene, también, las siguientes utilidades en el Ayurveda:

  • Al favorecer la expectoración, resulta muy eficaz en resfriados y procesos gripales.
  • Disminuye los dolores menstruales.
  • Disminuye los dolores reumáticos.
  • Disminuye las migrañas.
  • Combate el envejecimiento prematuro.
  • Reduce los niveles de estrés.
  • Facilita la digestión.
  • Mejora el flujo sanguíneo.
  • Elimina el vértigo y el mareo.
  • Es un antidepresivo natural.
  • Al estimular la libido posee funciones afrodisíacas.

Todas estas virtudes convierten el jengibre en un alimento muy adecuado para luchar contra los diferentes desórdenes del aparato digestivo (inflamación, gases, indigestión…). En estos casos se recomienda comer un poco de jengibre fresco cortado en rodajas delgadas y espolvoreadas de sal. A estas rodajas de jengibre se les puede poner, también, un poco de limón.

El sabor del jengibre es ligeramente picante, lo que puede hacer que algunas personas encuentren desagradable el consumirlo en crudo. Si es así, la persona puede rallarlo y saltearlo con mantequilla a la que se le añade un poco de leche caliente.

Más allá de estas formas de ser utilizado, el jengibre puede utilizarse en forma de infusión, licuado, como zumo, como aderezo de ensaladas, en guisados o postre, etc.

Infusión de jengibre

Si deseas tomar el jengibre en infusión utiliza la siguiente receta para elaborarlo.

Coge unos 25 gramos de raíz de jengibre y, tras pelarla, rállala y mézclala con algo así como un litro de agua. Pon esta agua a hervir durante unos 8 minutos a fuego ligeramente lento.
Esto bastaría para elaborar la infusión de jengibre, pero la puedes enriquecer añadiendo alguno de los siguientes ingredientes:

  • 3 o 4 clavos de olor. Los clavos de olor servirán para potenciar los beneficios del jengibre sobre los aparatos respiratorio y circulatorio.
  • Una o varias pelotitas de pimienta negra que sirvan para estimular el metabolismo.
  • Un poco de ajo machacado para fortalecer el sistema inmunológico y paliar los síntomas de la artritis.

Una vez pasados esos ocho minutos apagaremos el fuego y dejaremos la olla tapada durante unos minutos. Tras ello, colaremos la infusión y, si deseamos endulzarla, le añadiremos un toque de miel. Hay que tener siempre presente que la miel debe ser añadida cuando la temperatura de la infusión no sea superior a 40º. El calentar la miel por encima de esa temperatura provoca que la misma cree toxinas. Esta mezcla de la infusión de jengibre con miel está muy indicada para tratar los resfriados.

El zumo de jengibre puede utilizarse también para tratar el dolor de cabeza derivado de la sinusitis (aplicándolo en la cabeza y mezclado con ghee si se tiene la piel muy sensible) o para aliviar los dolores articulares o de inflamación. En este caso, el zumo de jengibre se aplicará sobre la zona mezclado con aceite de ricino. Otra forma de utilizar el jengibre para tratar los dolores articulares es mezclando tres gotas de aceite esencial de jengibre con una cucharada de aceite de almendras y aplicando dicha mezcla sobre la zona dolorida.

Si se poseen úlceras, la tensión alta, problemas cardíacos o inflamaciones en la piel hay que evitar el consumo del jengibre. También lo deben evitar las mujeres embarazadas durante los tres primeros meses de gestación. También debe evitarse su consumo si se padece fiebre ya que el jengibre puede elevar la temperatura.

Cultiva tu propio jengibre

El jengibre puede encontrarse actualmente en cualquier supermercado, pero si deseas cultivar tu propia planta de jengibre puedes hacerlo con relativa facilidad en tu propia casa.

Para cultivar tu propio jengibre debes preparar una maceta que tenga un buen drenaje. Para preparar esa tierra debes mezclar una parte de arena, una de tierra y una de compost. Una vez mezcladas las tres partes, colocarás el jengibre con los rizomas hacia arriba.

El jengibre, para cultivarse bien, necesita ser regado diariamente. El riego, en cualquier caso, no debe provocar el encharcamiento de la tierra.

Al mes aproximadamente de ser plantado comienzan a aparecer los primeros tallos y hojas del jengibre. En raras ocasiones la planta dará flores y no da frutos. Cuando empiece a secarse habrá que dejarla de regar.

¿Cuándo hay que cosechar la planta del jengibre? Cuando ya esté completamente seca. Eso sucederá en un plazo que oscila entre los 8 y los 10 meses después de haber sido plantada.

Una vez cosechada tomaremos una parte de la raíz para preparar una nueva cosecha. La parte de la raíz del jengibre que tomemos para plantar debe poseer rizomas.