Los conflictos del día a día, las preocupaciones laborales, el estrés… todo esto son cargas mentales y emocionales que lastran nuestra vida. Por eso son muchas las personas que buscan un camino que les ayude a apartar ese lastre y a llegar a un estado de conciencia ideal y de relajación. Ése es uno de los motivos (si no el motivo principal) que lleva a muchas personas a acercarse a la práctica del Yoga y a los ejercicios y técnicas de meditación asociados a él.

En este artículo queremos hablarte de una técnica de meditación muy especial y que, combinando el canto y el Yoga, permiten alcanzar ese estado de conciencia ideal del que hablábamos: el Kirtan.

Cuando hablamos de Kirtan estamos hablando de una forma de canto en sánscrito en la que se mezclan la devoción, la sabiduría y los mantras. El objetivo principal del Kirtan es calmar la mente y erradicar esa tensión que el día a día va dejando en nosotros. Alcanzados esos objetivos, podremos encontrar la libertad interior y, al mismo tiempo, conectarnos con la naturaleza y con nuestro yo más íntimo.

La práctica del Kirtan nació hace alrededor de 2.500 años en la India y era realizada por los yoguis para, gracias a ella, estar en comunión con la divinidad. Para conseguir esa comunión, los yoguis cantaban los nombres de los dioses y las diosas hindúes y lo hacían en sánscrito y basándose en una creencia fundamental. Según dicha creencia, las palabras sagradas cantadas producen una vibración que, produciéndose en el cuerpo, actúa directa y positivamente sobre la mente y el espíritu de la persona.

Cuando se practica el Kirtan, la persona no está participando de un entretenimiento musical ni de una especie de concierto. El Kirtan, para surtir efecto, debe ser ejecutado con fe y devoción, pues serán esa fe y esa devoción, unidas al esfuerzo de concentración propio de todo ejercicio de meditación, las que permitan alcanzar los objetivos que anteriormente hemos destacado como objetivos principales de esta práctica.

Practicar el Kirtan implica actuar sobre los ochenta y cuatro puntos de los meridianos que tenemos en el paladar de la boca. Al hablar, estimulamos esos puntos. Al cantar, y hacerlo de una manera especial, los estimulamos más especialmente. Cantar el Kirtan, así, vendría a ser algo parecido a pulsar la contraseña de un código secreto para acceder a ese estado de conciencia ideal del que hablábamos al inicio de este artículo.

Para llegar a ese estado es preciso, primeramente, disponer de un ambiente cálido y acogedor. El espacio en el que vaya a realizarse la práctica de Kirtan debe poseer una iluminación tenue y, preferiblemente, debe estar iluminado por velas y adornado con flores. Una vez conseguido ese ambiente, las personas que vayan a participar en la sesión se colocarán, bien en el suelo, bien sobre cojines, adoptando la postura del loto. En una sesión de Kirtan acostumbran a participar uno o dos cantantes principales y suelen utilizarse instrumentos musicales indios tanto clásicos como modernos. Los mantras que se cantan, las melodías que se entonan y los instrumentos de Kirtan que participan en una sesión de este canto devocional (tradicionalmente tablas, crótalos y harmonium, aunque hay especialista en Kirtan que están empezando a utilizar bases electrónicas e instrumentos de música clásica como el clarinete, el celo o el violín) están diseñados especialmente para conseguir que las personas alcancen ese estado de meditación del que saldrán enriquecidas.

¿Qué mantras son los más habituales en la prácticas de Kirtan? Los más habituales, recogidos algunos de ellos en los Vedas, son los dedicados a Krishna y a Shiva.

El avance de cada canción implica un incremento tanto de la velocidad del canto como del volumen de las voces que lo entonan. Lo que se produce, de hecho, es un in crescendo de intensidad que alcanza su punto álgido cuando todas las voces parecen fundirse en una sola. Tras alcanzar ese punto álgido, la intensidad se va desvaneciendo poco a poco.

Una vez concluida cada “canción” (las canciones pueden durar entre 5 y 30 minutos y las sesiones de Kirtan puede durar entre una y tres horas) las personas que han participado en la sesión de Kirtan se sumergen en un tiempo de silencio que es esencial para, gracias a él, recibir los beneficios del canto y hacerlo de una forma común entre todas las personas que ha participado en la sesión.

Más allá de las creencias yóguicas sobre los beneficios derivados de la práctica del Kirtan, hay estudios científicos que han resaltado que el canto de determinados mantras ayuda a liberar la hormona de la melatonina, algo que ayuda a mejorar la calidad del sueño. Algunos de esos estudios apuntan también que el canto característico del Kirtan ayuda a reducir el estrés ya que reduce el ritmo cardíaco, así como las ondas cerebrales y el ritmo respiratorio, que se vuelve más calmado.